.Finale.

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No había corrido más rápido en su vida como en ese momento, nunca había sentido su pecho tan dolorido y sus piernas tan calientes como ahora, pero no se detuvo. Su mente no pensaba en el dolor, pensaba en la última frase que escuchó.

'El señor Alejandro Bravo se encuentra internado en nuestro hospital.'

¿¡Qué demonios significaba eso!? ¿Alex en urgencias? ¿Su vida corría peligro? ¿Acaso podría...?

Aumentó la velocidad, empujando a la gente que se interponía en su camino. Su única prioridad era el hospital, solo eso y nada más. No había nada más importante que Ales en esos momentos, ni siquiera la educación.

No pasaron más de cinco minutos cuando entró por la entrada general del hospital, respirando desordenadamente mientras miraba a los lados.

-¿David?- espera, esa voz...- Tío, ¿qué te ha pasado?

-Samu...- se vio obligado a toser, apoyando su frente en el hombro del nombrado cuando sus piernas colapsaron del esfuerzo. Sintió que su amigo le agarraba los hombros para no dejarle caer, suspirando al hacerse una idea de lo que había pasado- Ales... él...

-Tranquilo- el azabache miró hacia las sillas en la sala de espera, viendo a un angustiado Borja escribiendo por teléfono de manera lenta, ya deberían estar todos sus amigos y madre avisados-, no corre peligro de muerte, dicen que estará bien.

El moreno suspiró aliviado mientras susurraba un débil 'gracias' al aire, al menos su corazón podía empezar a latir un poco más despacio.

Justo en ese momento se lea unió el castaño, mirando al suelo para evitar mirar a los ojos a David, sabía que no podría verle sin unirse también a su estado.

-Fue hace media hora, Alexbitas estaba bien y le estábamos acompañando a la calle donde vive para poder irnos a casa, pero... ese coche apareció de la nada, y...

-Y el hijo de puta se fue sin siquiera pararse- los dos menores se giraron sorprendidos al escuchar a Papagetta decir tales palabras, notando su rostro enfadado-. Sacó la cabeza por la ventana, vio a Alex tirado en el suelo y no hizo nada. Tuvo que ser Borja quien llamase a la ambulancia para que vivieran a por él.

-Espera- David soltó un último suspiro para tranquilizar su acelerado corazón, poniéndose recto-, si estabais con él, ¿por qué me llamaron? Dijeron que era su primer contacto.

-Por que cierto señor tuvo la brillante idea de salir corriendo a perseguir al conductor incauto- Borja miró enfadado al ojimorado, el cuál le sacó la lengua de forma infantil en respuesta-. Cuando Alex estuvo atendido tuve que salir tras él. Llegamos hace poco más de tres minutos.

El mayor de todos asintió ante eso, cerrando los ojos ante la impotencia que sentía. Joder, no era justo.

-No es justo...

Nadie dijo nada más.

Esperaron los siguientes quince minutos en la enorme sala principal, cada uno en sus pensamientos en lo que el tiempo pasaba. Se sentía como una eternidad, una horrible eternidad que los ahogaba lentamente en el mar del miedo y la duda.

-¿Familiares del señor Bravo?

Los tres se levantaron enseguida al escuchar ese llamado, prácticamente rodeando al médico.

-Somos nosotros- David tragó saliva, otra vez su corazón iba más rápido-. ¿Co-cómo está?

El hombre suspiró, mirando el portapapeles en sus manos.

-Completamente fuera de peligro. Tiene dos costillas rotas en el lado izquierdo y el hombro dislocado, pero no es nada grave, se recuperará en unos meses. Sin embargo, lo que me preocupa es el traumatismo craneoencefálico.

-¿Traumatismo... craneoencefálico?

-Sí- el señor asintió ante las palabras de Borja, subiéndose las gafas que portaba. Le daba un aire incluso más profesional, o eso pensaba David-. El golpe no fue lo suficientemente fuerte como para romper el cráneo, y tampoco creemos que tenga un desangrado cerebral, pero es posible que le haya causado una disonancia cognitiva. Para poder confirmarlo necesitaremos hacerle un TAC, así sabremos más seguro los daños cerebrales que haya podido recibir.

-¿Puedo verle?- el moreno miró suplicante al hombre, casi arrodillándose en el suelo para darle aún más dramatismo a la escena. No aguantaba más esta situación.

-Sí, pero de uno en uno.

Solo fue necesario una mirada de sus amigos para echar a correr hacia el pasillo de donde vino el médico, tropezando en varias ocasiones por su acelerada carrera hacia...

Se detuvo en seco, ¿dónde estaba Alejandro?

Justo entonces, le llegó un mensaje.

'Habitación 172 del primer piso, tontito.'

-Gracias Sam.

Esta vez se dirigió al lugar con calma, sintiendo sus manos sudar ante la tensión del momento. Estaba delante de la puerta, a menos de un centímetro de la manija de la puerta donde se hallaba su rayo de luz.

Suspiró, abriendo la puerta enseguida.

La imagen de la habitación blanca y Alejandro tumbado con intravenosa en mitad de esta no se le olvidaría en la vida.

Se acercó, tomando la fría mano derecha del menor entre las suyas, sonriendo débilmente. Veía su pecho subir y bajar lentamente, era tranquilizador y preocupante al mismo tiempo, no sabía qué sentir.

-Ales, cariño, estoy aquí- se agachó para estar al lado del rostro ajeno, presionando su nariz en la mejilla ajena con delicadeza para después besarla con cariño, cerrando los ojos-. Por favor, escúchame por favor... estás bien, han dicho que estás bien, así que... aguanta un poquito más, solo un poco más para que podamos volver a casa juntos, ¿vale? Te traeré todas las palmeritas y dulces que quieras, te abrazaré hasta que no me queden fuerzas para hacerlo, y hasta limpiaré yo la casa los domingos, pero necesito que no te pase nada para que pueda cumplir esto, ¿vale?- abrió los ojos, sintiéndolos húmedos mientras levantaba su rostro para ahora besar la frente de Alejandro, sin despegar sus labios de ahí- Te necesito Alejandro, no sabes cuánto te necesito en mi vida, yo...- ¿cuándo empezó a llorar?- por favor, que no te pase nada malo.

El médico le dijo que su vida estaba fuera de peligro, pero su cerebro no. David sabía las posibles consecuencias que podían quedar en la mente del más joven. Dificultad para hacer alguna actividad, lagunas mentales...

Pérdida de memoria.

No se imaginaba un futuro donde Alejandro ya no le mirara con amor, no se imaginaba su casa sin las constantes risas de delfín de su novio o sus sesiones de besos de buenas noches, no se imaginaba vivir sin la relación que había formado con la persona más especial de su vida.

Con él todo era especial, y no soportaría perderlo.

-Prométeme que no te pasará nada, por favor Alesby, sé que me escuchas, necesito que no te pase nada, por favor... no te olvides...

Una inhalada, una espirada, una promesa rota.

Su cuento de hadas terminó.















































































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Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora