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David le encantaba la época de invierno, pero no por las festividades que solían haber o por el frío, sino por dos motivos.

Primero, podía ponerse toda la ropa que quisiera hasta dejar de tener frío, cosa que no pasaba en verano. Incluso yendo en pelotas seguía muriéndose de calor.

Segundo, podía quedar más seguido con sus amigos, era la única actividad que tenía realmente 'ganas'.

Solía quedar con Raúl a dar vueltas por la parte alta de la ciudad, donde estaban casi todas las paredes pintadas con dibujos bastante elaborados. Algunas veces también quedaba con Guillermo cuando no tenía trabajos de la universidad y se quedaban en casa jugando algún videojuego, a veces hasta venía Samuel y echaban unas partidas al FIFA (casi siempre perdía).

Pero, sobre todo, podía quedar más seguido con Alejandro.

-Ya ves tío, me dejó el trabajo a mí solo- el mayor soltó una risa ante la anécdota que le contaba el azabache, colocando mejor la bufanda negra que usaba hoy, casi llegaban a grados negativos-. Estuve toda la noche haciéndolo, ¿y sabes qué dijo la profesora? 'Como solo tu compañero ha hablado en clase, se lleva el setenta por ciento de la nota'. Lo estaba leyendo pero de forma descarada, y la cabrona me dice eso en plan regaño. Ese día casi le grito delante de todos.

-Vaya, parece sacado de una serie de televisión- el mayor dio un sorbo a su café, disfrutando de la nube de vapor que le chocaba en la nariz, calentándolo-. ¿No informaste a nadie?

-Para qué, sabía que nadie movería un dedo, no iba a malgastar mi valioso tiempo en eso- el azabache terminó de beber su vaso de café, levantándose para tirar el vaso de papel a la basura-. ¿Te apetece dar una vuelta? Me estoy congelando hasta las pestañas.

-Claro- David se levantó del banco, caminando hasta colocarse al lado del menor, dejándose guiar por él. Salieron del parque, caminando con tranquilidad debajo de la luna menguante que había esa noche-. Deberías haber traído un gorro.

-Solo tengo uno, y creo que me lo dejé en casa de Miguel el otro día- el de piel pálida suspiró cansado, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta-. Debería comprarme otra, o esperar a que me regalen uno.

-La primera opción es más rápida, pero la segunda más económica. Una difícil decisión, Alex, ¿qué camino vas a escoger?- el menor empezó a reír divertido por las palabras del contrario, el cuál sonrió ampliamente al conseguir hacerle reír. Sus amigos le dijeron que volvía a ser ese David divertido y estruendoso de 19 años.

-¿Qué camino me recomiendas, oh sabio conocedor?- Alejandro le siguió el juego, mirándole mientras sonreía de lado.

-Cómprate uno, no vaya a ser que te enfermes y no tenga con quién salir por las noches.

-Me usas como un objeto.

-Pero bien que disfrutas.

-Eres tontísimo- ambos soltaron una risa, pero el menor se calló al ver al contrario quitando su propio gorro de lana-. Tío, ¿qué haces?

Se quedó en silencio cuando el mayor le colocó el gorro en su cabeza, acomodándolo para que le cubriera las orejas y frente.

-Ya me lo devolverás la próxima vez que quedemos- el moreno sonrió al ver la cara confusa del menor, ladeando la cabeza-. Ya estoy acostumbrado a perder mis gorras, Guillermo aún me debe una que le presté hace cuatro años.

El resto de la noche se la pasó riendo enternecido por la cara de vergüenza del contrario, ahora entendía cómo se sentía Samuel al actuar como "padre del grupo".

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora