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¿Alguna vez te has quedado mirando al techo o cualquier punto inexistente de tu entorno durante mucho tiempo, como una especie de trance? Valiosos minutos de desperdicio de tu vida, todos tirados por la desconexión de tus neuronas.

Así estaba David ahora mismo.

Simplemente miraba al techo de su cuarto mientras se tumbaba en su cama, dejando pasar los minutos sin preocupaciones.

Hoy se sentía... distraído, podría decirse. A pesar de estar hablando casi una hora con Raúl fue como si no hubiesen dicho nada, sintiendo todo pasando como si fuera una película. Era extraño, y no le gustaba.

Miró hacia la ventana, alcanzando a ver el cielo con toques anaranjado y morados, mezclándose con las nubes y las primeras estrellas que se veían al casi llegar la noche. ¿Tan rápido pasó el día? Sentía que se acababa de levantar.

Suspiró, a lo mejor jugar a algo en su PC ayudaba. Se levantó con pereza, yendo hacia su ordenador para colocarse los cascos en lo que encendía el aparato.

Vio los juegos que tenía, sonriendo al recordar las horas de diversión que vivió con cada uno. ¿Y si en vez de jugar pongo algo de música? Cuando Alejandro le ve con la mente distante le ponía los 'clasicazos de los 80' para distraerle, y casi siempre funcionaba.

No era su estilo de música, pero reconocía que había varias canciones de la época bastante buenas.

Extrañaba las canciones de Alex.

¿Por qué decía eso como si estuviera muerto? Tiene más amigos a parte de él, es normal que en los últimos días solo hayan hablado unos minutos por mensajes.

Se lo repitió cientos de veces, pero el sentimiento de estar perdido no desaparecía. Ese día se dio cuenta de algo.

Alejandro le ayudaba a conectar con la realidad, hacer que el tiempo fluyera y a sentirse bien, importante.

Para su suerte, al día siguiente pudo quedar con él por la noche.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora