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Eran cerca de la una de la madrugada cuando David empezó a sentir sus párpados pesados, soltando un bostezo mientras veía aquella película en mitad del salón.

Se levantó para estirar la espalda, acercándose a apagar el aparato, ya era hora de dormir.

Fue al baño para lavarse los dientes, quitándose la camiseta para colocarse el pijama y prepararse para descansar, pero el sonido de su teléfono sonando le interrumpió.

Agarró el teléfono de la mesita de noche de su habitación, extrañándose al ver que quien le llamaba era Alejandro.

-Hola Alex, ¿y esta llamada tan tarde?- al principio dijo eso con una sonrisa, pero rápidamente su expresión cambió al no escuchar nada del otro lado- ¿Alex? ¿Sucede algo?

-David...- el mayor se quedó callado al escuchar ese susurro salido de la boca ajena, preocupándose al escuchar otro sonido.

Sollozos.

-Alex, ¿qué ocurre?

-Siento llamarte tan tarde, pero... necesitaba hablar con alguien, y-yo...

-Está bien, primero dime dónde estás.- se dirigió a la entrada de su casa, colocándose con rapidez los zapatos y una chaqueta ligera antes de salir de casa, agarrando las llaves.

-En el parque, donde... siempre.

-Bien, no te muevas, ahora voy.

Escuchó un suave 'gracias' antes de colgar, empezando a correr por las calles en dirección al parque. Ahora agradecía el hacer ejercicio cada mañana.

No tardó más de diez minutos en llegar, parando a pocos metros del banco para recuperar el aliento. Se acercó con calma, viendo la figura cabizbaja del azabache.

-Alex- el menor levantó la mirada al escuchar su nombre, mostrando sus ojos rojos y mejillas húmedas, sorbiendo su nariz mientras se secaba inútilmente las lágrimas con sus manos-, Alejandro...

No dudó en sentarse a su lado, atrayendo al menor para abrazarle. Sintió el fuerte abrazo del contrario mientras ocultaba su rostro en su pecho. No dijo nada, solamente le acarició la espalda mientras le dejaba desahogarse.

-¿Qué ocurre, Alex?- una vez el llanto del contrario cesó un poco David hizo la pregunta que tantas ganas tenía de hacer, sin detenerse en las caricias en la espalda.

-Y-yo... iba a dormir en su casa... e-entré al ver la puerta abierta, pensé que... la abrió al verme subiendo, pero... estaba ahí, les vi besarse, y... y había ropa por el suelo, y-yo... yo...

-No debes seguir si no quieres- el moreno se cubrió la mano con la manga de la chaqueta, limpiando el resto de lágrimas de su rostro-. Tranquilízate, ¿está bien?- sonrió ligeramente para transmitir tranquilidad al contrario, usando el tono de voz más calmado que tenía- ¿quieres que te acompañe a tu casa?

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora