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-¿Sabes? Cuando me dijiste que ibas a hacer una fiesta en tu casa me imaginé una fiesta más... grande.

-Siento mucho que mi casa no sea una mansión.

El castaño soltó una risa mientras recibía un indoloro golpe en su costado, mirando la casa del azabache mientras este hablaba con Samuel y Guillermo, los cuales llegaron con él en coche.

Una sonrisa adornó su rostro, el ambiente era agradable. Había algunos globos de colores esparcidos por los rincones de la casa (los cuales puso su madre para dar más 'color' a la fiesta), música de los 80 que resonaban por toda la casa pero sin llegar a romperte los tímpanos, aperitivos encima de la mesa del salón y, para hacer la coña, una pequeña bola de discoteca que no iluminaba nada, la cuál trajo Raúl hace un momento.

La casa era un pequeño piso situado en un tercero, no era exageradamente pequeña pero tampoco era una mansión, típico piso donde viven dos personas.

Eso sí, el salón era enorme, más o menos el doble que el suyo, y encima con televisión moderno.

-Alex, deberías haberme dicho que eras millonario- el menor rió por ese comentario, agradeciendo al mayor cuando le entregó el regalo en sus manos-. Felicidades tío, espero te guste.

-Seguro que sí- dejó la caja encima de la mesa, donde había otros regalos ahí apilados-. He ganado más regalos con vosotros que con mi familia.

-Como debe ser- Borja sonrió divertido mientas apartaba con su mano su flequillo castaño, dando un sorbo a su bebida-. ¿Recuerdas el cumpleaños de Manuel?

-¿En el que tiramos un árbol con el todoterreno o en el logramos pescar un pez del lago?- David abrió sorprendido los ojos ante eso, datos totalmente nuevos.

'Hijos de puta, y no me contaron nada de eso.'

La fiesta empezó de manera relajada, con siete de los nueve invitados presentes hablando y riendo de anécdotas que compartían. El timbre sonó, momento que Alejandro soltó un 'ya era hora, joder' mientras iba a abrirla.

-Felicidades illo- Miguel Ángel sonrió ampliamente al ver a su amigo, señalando a Rubén con la mano-. Lo siento, estuvo diez minutos decidiendo cuál de las cervezas era mejor.

Ambos entraron, acercándose al salón donde estaban todos mientras alzaba una caja de latas de cerveza, sonriendo ampliamente.

-Oleeee, cervecitas para todos- Rubén sonrió divertido mientras acercaba una lata al cumpleañero-. Lely, el primer trago debe darla el cumpleañero.

-De eso nada, mi niño no va a emborracharse hasta que cumpla la mayoría de edad- todos rieron cuando Samuel abrazó por los hombros al azabache, el cuál rodó los ojos pero sin dejar de sonreír-. Vete, shu shu.

-Pero si acabo de llegar.

Las risas no faltaron en sonar, iniciando por fin la fiesta.

David no sabía de dónde cojones salía la luz azul neón que iluminaba el lugar con las luces apagadas, pero reconocía que daba un ambiente de festival. La música de los 80 cambió a electrónica, música que hizo que todos bailasen como si se estuvieran electrocutando.

Ese día Alejandro ganó varias gorras de lana (Raúl hijo de rata, no le volvería a contar sus salidas), tres cómics especiales de su saga de películas favorita, un videojuego de plataformas, un sobre con dinero junto con un papelito que ponía 'no sabía que regalarte, gasta estos 20€ como quieras :P' y, el misterioso regalo de David, el regalo que le costó un día entero de estrés y dudas.

-¡Pero David, muchas gracias macho!

Valió la pena ese día de estrés si a cambio hacía feliz al contrario.

Un casco del soldado blanco de esa saga amada por el menor a tamaño real valía la pena a cambio de un Alex feliz,  ¿no?

Sonrió mientras devolvía el abrazo que le dio el azabache, ignorando los gritos de Raúl cuando Manuel tiró sin querer la bola de discoteca al suelo.

-Feliz 17 cumpleaños, Alejandro.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora