Luna llena, hoy también había luna llena. Miró embobado al astro, observando su blancura brillante relucir en medio del oscuro cielo junto a algunas estrellas.
David suspiró, apoyando sus brazos en la ventana.
Ya habían pasado dos semanas desde el accidente, y todo le parecía aún muy lejano. Demasiado lejano los gritos de sus amigos al ver que Alejandro por fin despertó a la mañana del día siguiente, la charla del doctor al explicar lo que encontró en los resultados del TAC y su análisis final sobre su estado. Tan lejano pero reciente a la vez...
Sonrió con nostalgia al recordar ese día, el día en donde conoció a Alejandro, el principio de su cambiada y nueva vida. Era interesante el regresar el tiempo hasta ese momento, cuando apenas ambos eran unos completos desconocidos que, por problemas de la vida, coincidieron en el mismo banco en el mismo parque. Nunca estuvo tan agradecido de que su amigo Samuel le invitase a esa fiesta o a alguna en realidad. Gracias a él, le pasó lo mejor de su vida.
Alejandro.
Tantos sentimientos nuevos y viejos a la vez que fueron floreciendo poco a poco desde lo más profundo de su ser... Siempre suspiraba aliviado cuando lo recordaba, esa calidez en su corazón cada vez que veía la sonrisa brillante y alegre del pelinegro u oía su encantadora risa. Oh, ¿y su sonrojo? Le daba mil años más de vida.
Fue creciendo mediante pasaba el tiempo, una pequeña semilla que creció y creció conforme le conocía. Sus virtudes, sus defectos, sus gustos, sus miedos...
Sintió sus mejillas calientes al acordarse de todos los momentos que vivió con el menor, llevando su mano derecha a su pecho al sentirlo latir con fuerza. Recordando cada abrazo, cada beso, cada caricia... cada noche donde únicamente eran ellos y sus sentimientos, acciones cuyo único propósito era demostrar lo mucho que se amaban de la forma más pura posible. Los susurros en las noches nombrándose en mitad de la oscuridad, revelando el secreto de sus corazones que ya ambos se habían memorizado y que, simplemente, no les importaba escucharlo otra vez.
Las tardes de película donde Alejandro era la 'almohada' del mayor, los días soleados donde dejaban que los cálidos rayos del sol les inundara el cuerpo en sus paseos con las manos juntas, las madrugadas donde uno era el refugio del otro ante las pesadillas o malos sentimientos que albergaban. Tantos recuerdos que su memoria guardaba... Todos y cada uno de ellos era especial, desde el recuerdo de aquella mañana donde el ojiazul le preparó una taza de café como el recuerdos de sus labios recorriendo su piel en un camino de besos calmado e inocente, cada uno de esos segundos de tiempos pasados eran de suma importancia, y no se podía permitir perderlos.
Un par de manos rodeando su muñeca lo sacó de su ensoñación, girándose para ver a la figura tumbada en la cama de su dormitorio. Sonrió al ver el pequeño par de mantas moverse ligeramente ante el gruñido ligero que soltó esa persona, llamando su atención.
-¿David...?
-Lo siento, no quería despertarte- sonrió ligeramente a modo de disculpa, volviendo a acomodarse en la cama cuando bajó la persiana, volviendo a inundar la habitación en casi completa soledad. Sus brazos rodearon el cuerpo ajeno, cerrando los ojos para permitirse concentrarse en el aroma ajeno-. Vuelve a dormir.
-Gracias por el consejo, parguela, no se me había ocurrido.
-Oh no, ¿mi ratoncito se despertó de mal humor?
David sonrió al distinguir en la oscuridad el puchero de enfado del azabache, prefiriendo no decir nada al estar recién despertado y somnoliento. Bajó su rostro hasta el contrario, empezando a besar sin pudor sus mejillas simplemente porque le apetecía, porque quería y porque podía. Obviamente Alejandro se quejó, apartando su rostro ante la muestra de contacto ajeno.
Una vez que el mayor dio por terminado su sesión de mimos se quedaron quietos por fin, simplemente abrazados mientras sus piernas se entrecruzaban entre sí y sus respiraciones se acompasaban. Simplemente ahí tumbados y disfrutando de la presencia ajena, como les gustaba.
-¿Sabes? Me alegra que no te sucediera nada en el accidente- sus brazos apresaron al menor en su pecho, sintiendo el calor de todo su cuerpo cubrirle-, no sabes cuánto me alegro de que salieras bien del hospital.
-Dos costillas rotas y un hombro suelto no es salir exactamente bien que digamos.
-Sabes a qué me refiero- apoyó su rostro en el cuello pálido de su pareja, susurrando contra su piel-. Ales... Gracias por no olvidarme, gracias por seguir siendo parte de mi vida.
Nunca se cansaría de repetir esa frase.
Su cuento de hadas terminó cuando el doctor del hospital le dijo los resultados, pero terminó porque todos los cuentos terminan con el beso del príncipe azul y su cursi y empalagoso final feliz, ¿verdad? Así fue para David, el final de su bonito cuento de hadas porque ahora estaba viviendo ese futuro feliz que ambos prometieron darse.
El menor le agarró de las mejillas, separándolo de su cuello para ahora tener ambas caras enfrentadas, juntando las puntas de sus narices. Alejandro rió, una leve risa que hizo todos los átomos del amante de los búhos sacudirse ante tal angelical sonido, además del cálido aliento ajeno contra su boca.
-Eres un tonto- sus pulgares trazaron ligeros círculos en sus mejillas, sintiendo cómo se acercaba cada vez más y más-, pero aún así te sigo queriendo.
Calidez, calma, seguridad... Todo eso le transmitió el beso del contrario, saboreando esos finos labios que, oficialmente, era su nueva droga.
Una fina raya de la persiana dio algo de luz a la habitación, volviendo a ser testigos del mismo paisaje que, para empezar, les vio unirse.
Quedó iluminada por un poco de luz de luna.
Quería traer esto desde hace tiempo, pero hace poco entré al fandom de BNHA y estuve en borradores plasmando las ideas que se me venían a la mente, jajsjs.
Ahora sí, llegamos al final de esta historia.
Gracias a todos los lectores que comentaron, votaron o simplemente estuvieron de fantasmitas, nunca pensé que esta idea de una noche de insomnio llegaría tan lejos.
Os lo agradezco de corazón por seguir aquí, por darme vuestro apoyo y, además, continuar con este libro incluso después del pequeño hiatus que tuvo por un despiste personal xD
Muchas gracias, personitas hermosas ✨
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Luz de luna// Fargexby
RomanceDavid tan solo era un chico vacío y sin vida, viviendo sin tener emociones o sueños. Al menos así era hasta aquella noche, donde vio a aquel chico sentado a su lado bajo la luz de la luna. °Esta obra es ficción, utilizo a sus personajes, no a los yo...