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La siguiente semana pasó relativamente rápida para el moreno, todo gracias a las quedadas nocturnas que tenía con Alejandro. Sí, finalmente descubrió su nombre completo, aunque seguía llamándole Alex.

Esa semana hizo cosas que no pensaba que llegaría a hacer. El azabache fue capaz de persuadirle para que hiciera un sin fin de tonterías a cambio de invitarle a bares. Nunca pensó que se divertiría tanto trepando por el enorme roble del parque junto con el contrario, o que le gustase cantar en el pequeño karaoke que había unas cuantas calles arriba de su casa, sobre todo si después tenía una de las animadas charlas con el contrario acompañadas de una buena botella de cerveza. No recordaba lo bien que sabía.

Eso sí, el que mejor se lo pasaba era el de piel blanca.

Empezaron a conocerse mejor, descubriendo cosas del ajeno y compartiendo momentos divertidos. David empezaba a sentirse más... consciente de su alrededor, empezando a hacer cosas productivas durante el día cuando no tenía la compañía del menor para hacerle sentir vivo.

Se trataban como buenos amigos, hasta David le invitó a acompañarle a la pequeña fiesta que iba a celebrar sus amigos por el cumpleaños del albino. Al principio el menor parecía nervioso por la propuesta, acabando aceptando cuando le comentó que sería para cenar.

-Me alegra que nos vayas a presentar al chico- comentó Samuel con una sonrisa, siendo acompañado por el mayor para comprar la pequeña tarta que comerían esa noche-. Tengo ganas de conocer al hombre que consiguió hacer que aprendieras a usar la lavadora.

-Solo espero que no me lo espantéis, tuve que persuadirle por quince minutos para convencerle.

-¿Cuando hice yo algo así?

-Dulce.

-... Hey mira, las velas están a mitad de precio.- el menor salió corriendo para evitar el tema, haciendo reír al mayor mientras le seguía.

Sus amigos estuvieron de acuerdo en invitarle a la mini-fiesta, casi todos llevarían a alguien más para expandir el grupo y conocer a más gente.

Como todas las noches esperó al azabache en aquel banco donde se conocieron, mirando el lago para distraerse. Hoy no había luna, por lo que el cielo se notaba más vacío, como decía David. No le importaba mucho si estaba en luna llena, nueva o menguante, para él solo existía 'noche con luna' o 'noche sin luna'.

-Hey, perdón por tardar- el moreno se giró al escuchar la voz del más bajo, sonriendo al verle llegar con una sonrisa nerviosa en su rostro-. Tuve un pequeño problema con la puerta de mi casa, un poco más y casi me come el pie.

-Tranquilo hombre, si tenemos la reserva para dentro de media hora- soltó una pequeña risa al ver al contrario suspirar, empezando ambos a caminar por el parque para dirigirse a la salida-. Ya verás, el local es genial, y prometo que los chicos te caerán bien.

-Voy a confiar en tu sentido para las amistades- bromeó Alejandro divertido, acomodando su suéter azul oscuro-. Joder, me puse lo primero que vi.

-Te avisé con tres días de antelación.

-No he dicho que sea tu culpa, idiota. Solo digo que podía haberme puesto algo menos... casual.

David se giró para observarle de pies a cabeza, ladeando la cabeza al no entender la inquietud del menor. Vaqueros con las zonas de las rodillas rotas, suéter azul oscuro y ligeramente holgado y zapatillas negras, no entendía por qué se decía eso, le quedaba bastante bien.

Solo esperaba que en la fiesta todo saliera bien.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora