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El silencio de la habitación le empezaba a inquietar, mirando rápidamente por la habitación para encontrar algo que comentar. Se esperaba que David fuera el típico chico que tuviera la casa totalmente desordenada, pero fue al contrario, casi parecía más ordenada que la de su amigo compulsivo Samuel.

-¿Estás mejor?- volteó a ver a David, el cuál aún seguía dándole la espalda.

-Sí, gracias. Por cierto, ya puedes darte la vuelta.

Apoyaron sus espaldas en la cabecera de la cama, uno al lado del otro mientras miraban al techo. Alejandro suspiró, cerrando los ojos.

-¿Recuerdas... al chico pelinegro que viste aquella vez en el cine?

-¿El novio?

-Sí- el azabache soltó una pequeña risa, la cuál acabó sin ganas-. Era Frank, lo conozco desde que iba a primaria. Recuerdo cuando nos conocimos, era bastante tímido y le daba vergüenza hablar con todos, hasta se llamó 'Paco' cuando se presentó. Desde ese día le llamo así para recordar sus patéticos intentos de socializar.

David sintió un peso en su hombro, mirando disimuladamente cómo el menor apoyó su sien ahí. No dijo nada, simplemente se quedó quieto y en silencio escuchando.

-Hace poco que empezamos a salir, tan solo seis meses. No debería... dolerme tanto, pero supongo que al ser la primera vez... duele más.

-Lo hace- el azabache se giró a ver al mayor, notando su semblante serio-. Recuerdo cuando me pasó a mí, con mis ignorantes 16 años. Se llamaba Dulce, la pillé en los baños de un bar que nos gustaba ir y que el dueño nos dejaba beber, liándose con otro tío.

-Hoy es el día de los corazones rotos, jeje.

-Realmente... me dolió más por ser la primera vez que me pasó eso que por su amor en sí, la quería y todo, pero en el fondo sabía que no dudaría mucho. Es extraño, me dolió más la que no tenía sentimientos que la que sí tenía.

-¿Eh?

Los ojos de Alejandro brillaron con curiosidad ante esas palabras, esperando a que su acompañante le explicara eso último.

-Salí con alguien hace un año, una relación que me la tomé enserio y realmente sentí que llegaríamos a algún lado, pero a los 5 meses ese sentimiento se fue yendo, llegando al punto que no era como antes. Supongo que eso fue a que actualmente es un buen amigo mío, uno que me vio a Fifi, pero buen amigo.

-Demasiada información.

Ambos soltaron una risa, volviendo a observar el techo.

-Oye David, yo... gracias por haber venido, no sabía qué hacer, y...

-No debes decir nada, obviamente no te iba a dejar solo en mitad de la calle. Eres el chiquito del grupo, hay que cuidarte.

-Manu te obligó a decirlo, ¿no?

-Estás de testigo que lo dije, paso de darle mi hermoso billete de veinte de la cartera.

-Sois imbéciles, macho.

-Imbéciles que viven felices. A mí me gusta.

Cerró los ojos mientras sonreía, escuchando la risa tan única del contrario. Se sentía bien, llegó a tiempo para ayudar al menor y ahora había conseguido hacerle reír de verdad.

-¿Quieres que me vaya para que puedas dormir?

-No, sólo... quédate un rarito más, por favor.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora