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Hoy se supone que iba a ser un día divertido, un día donde iría al cine con sus amigos, verían la nueva película que estrenaba hoy y después cenarían en un restaurante que Borja les iba a llevar. Se suponía que sería un sábado donde se relajaría y olvidaría toda la mierda que ha vivido hace una semana.

Entonces, ¿por qué el destino decidió cambiarlo todo?

No se esperaba verle en la puerta del cine, ni tampoco que se acercara a él, preguntando dónde se metió en esos días. Tampoco se esperaba que fuera Guillermo quien se acercara al pelinegro de ojos verde para golpearle en la cara, ni que empezaran una pelea en mitad del lugar. Mucha gente acercándose mientras Samuel y Borja procuraban separarles, gritando sus nombres a gritos.

No debía ser así, debía ser un día normal con sus amigos, uno donde no pararía de reír y sentirse acompañado.

-Alex, vámonos- la mano derecha del menor fue sujetada por la de David, guiándolo hacia la salida del centro comercial al ver cómo simplemente se quedaba estático en su sitio, temblando levemente-. Cuando hayan acabado volvemos, ¿vale?

-Si...

¿Qué le pasaba? Ya había visto decenas de veces a varios amigos pelearse, hasta una vez vio una pelea grupal en un bar cerca de su antigua casa donde tuvo que ir la policía para detenerles. ¿Por qué de repente no podía moverse? ¿Por qué era incapaz de decir algo? Su mente estaba bloqueada, y no lo entendía.

Ya había aceptado que lo que había entre ambos estaba roto, que ya había sido sustituido. Pero, ¿por qué se preocupaba entonces? ¿Por qué quiso una explicación de dónde estuvo, de por qué le hizo el vacío?

-Alex, Alejandro, oye- abrió los ojos al escuchar su nombre, levantando la mirada para ver al moreno delante suya, apoyando su mano libre en el hombro contrario-, ¿te encuentras bien? ¿Quieres que te lleve a tu casa? Puedo pedirle a Borja las llaves de su coche.

-No, yo... estoy bien, solo pensaba.

-Alex...

-Enserio- alzó su voz para sonar más seguro, aumentando la fuerza que hacía su mano al sujetar la ajena-. Ya estoy bien.

-Mírame a los ojos mientras lo dices.

Lo hizo, miró directamente a los ojos color caramelo del mayor, los cuales tenían un ligero toque amarillo debido a la iluminación del lugar. Abrió la boca para repetir la frase, pero no pudo.

No pudo mentirle mientras le miraba así, como ocurría con 'Mami Luzu'.

-Lo suponía- David dobló levemente sus rodillas para estar a la altura del contrario, ahora sujetando ambos hombros con ambas manos-. No pasa, si eso es lo que piensas. Raúl está estudiando psicología, a lo mejor puede ayudarte a hallar una explicación a lo que acababa de pasar.

Él lo sabía, pero no tenía el valor suficiente para decirlo.

Se abrazaron, quedándose en silencio en esos segundos. Ninguno dijo nada, no encontraban alguna razón para hacerlo.

Vieron cómo sus amigos se acercaban, Guillermo con la mejilla izquierda hinchada y el labio partido, pero diciendo que estaba bien. Al final fueron a casa de Samuel, viendo los cinco una película en DVD mientras cenaban comida china que encargaron.

No era el día que esperaba tener, pero se alegraba de esa situación, sobre todo al darse cuenta de dos cosas.

Uno, siempre tendría a sus amigos para ayudarle.

Dos, David siempre estaría a su lado.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora