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-Fue de casualidad que sin buscar llegó el amor a mi corazón, y el amor tenía tu rostro.

Alejandro ladeó confuso la cabeza al escuchar esa extraña frase saliendo de los labios del contrario, bajando el fuego del horno para que no se quemara la lasaña que le había llevado casi dos horas hacer. Ahí estaba, parado delante de la puerta de la cocina, sonriente.

-Fue un momento hermoso y romántico, fue algo mágico.

-¿David?

El mayor se acercó con una sonrisa ladina, agarrando las manos del menor entre las suyas, llevándolas hacia sus propios hombros para acercar al menor, chocando ambas respiraciones.

-Y así me enamoré de ti, desde que te vi frente a mí.

Alejandro no entendía nada, simplemente se concentró en el roce de sus labios ante la cercanía, mirándose fijamente a los ojos. Otra vez volvió a cautivarle esos ojos color miel, mirándole ahora con tanto cariño. Sonrió, rodeando el cuello ajeno con sus brazos, soltando el agarre de sus manos.

Las manos de David se dirigieron hacia su torso, abrazando esa zona. Cerraron los ojos, terminando la distancia entre ambos para compartir un inocente pero a la vez cautivador beso. Ir con calma, saboreando y explorando cada milímetro de la boca contraria, esos eran sus besos, algunas veces más subidos de tono pero con la misma estructura. Fue ahí cuando lo escuchó.

El sonido de música, una que estaba cantando el párrafo recién dicho por el mayor.

-Eres tontísimo, macho- Alex soltó esa típica risa suya cuando se separaron, mirando el sonriente rostro del mayor-. Pero tontísimo en mayúscula.

-Seguramente- ambos soltaron una risa, aún bastante cerca-, pero era la ocasión perfecta para decir eso en voz alta.

Empezaron a moverse por la cocina, como si bailaran en una discoteca pero a ritmo lento, disfrutando de la electrizante sensación.

-Tus ojos, tu sonrisa, tu encanto, ¿cómo no voy a estar bajo tus pies ahora mismo?- mostró sus dientes ante la sonrisa divertida que puso al notar el ligero sonrojo en ambas caras, apretando el agarre en el pequeño cuerpo del contrario. Dios, lo adoraba con todo su ser.

-Te quiero Alejandro.- sabía que debían ir lentos, dar los pasos poco a poco como acordaron, temiendo ser aún demasiado temprano para eso. Una sutil caricia en su nuca, ambas narices chocando y dos cuerpos acercándose cada vez más.

-También te quiero, David.

Como tatuarse un audio, Yahoo Respuestas.

Luz de luna// Fargexby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora