⇴𝓟𝓪𝓻𝓽𝓮 Ⅱ

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Estábamos en la sala común de Gryffindor, sentados frente a la chimenea completamente aburridos. El fin de semana llegaba y sin saber muy bien que hacer, se tornaba tedioso.
Sirius estaba sentado en el suelo, en posición india, entre mis piernas y las de Peter. James, por otro lado, estaba sentado como un holgazán y miraba las llamas del hogar como si estuviera poseído.

—Estoy aburrido—Peter soltó un suspiro, recostándose en el respaldo del sofá.

Sirius se puso de pie rápidamente y con el ceño totalmente fruncido, nos enfrentó. Nosotros lo miramos, esperando a que nos revelara su idea, ya que su rostro reflejaba eso: Una impresionante y magnífica idea.

—¿Qué les parece si... —Caminó hasta quedar muy cerca de la chimenea—damos un paseo?

—¿Un paseo? —Pregunté incrédulo. ¿Propone que demos un paseo para matar el aburrimiento?

—Sí—Con una amplia sonrisa, él caminó hacia la salida de la sala común, y antes de irse, giró su torso en nuestra dirección—¿Qué no vienen?

Como autómatas, nos levantamos y caminamos en su dirección. Entre todos salimos de la sala común y nos enfrentamos el ruido que había en los pasillos. Muchos estudiantes (mayormente mayores que nosotros) caminaban y estallaban en risas en cada esquina de los pasillos.
Incluso cuando bajamos a la primera planta, los patios estaban abarrotados de alumnos. Sin sus uniformes era difícil saber que casa pertenecían, pero mayormente los grupos de amigos pertenecían a la misma casa.

—¿Esa no es Lily Evans? —James se detuvo en seco mirando a la pelirroja caminar frente nuestro. La niña estaba acompañada por un chico de cabello negro, que le llegaba a la altura de la barbilla. Si no me equivocaba, ese niño pertenecía a Slytherin, como la prima de Sirius.

—Sí, esa es—Afirmó Peter.

James nos miró con una sonrisa y Sirius asintió con la cabeza. Esos dos se comunicaban telepáticamente, ya que ambos se fueron corriendo hacia la pareja, y con fuerza, pasaron a llevar el hombro del pelinegro, haciendo que este se tropezara con sus pies.

Era gracioso ver como maniobraba para no caer. Peter y yo nos reímos y en paso rápido, seguimos a James y Sirius, quienes seguían riéndose.

—Lily. ¿No quieres pasear con nosotros? —James se acercó a la pelirroja.

—No, gracias. —Ella lo miró con inexpresividad mientras sujetaba el brazo de su amigo. Este miraba a James con el ceño fruncido.

Podía adivinar que mi amigo también lo estaba mirando, y si no hubiera sido porque detrás de nosotros pasó caminando Daisy Blishwick, entonces era posible que tanto James como el amigo de Lily empezarían a discutir.

—¡Eh! ¡Dizzy! —Sirius la llamó.

Daisy Blishwick se detuvo y miró en nuestra dirección.
Era difícil creer que Sirius y Daisy podían ser primos, ya que físicamente eran muy distintos. Sin embargo, eran parientes muy lejanos, por lo que podía tener sentido.

La muchacha, de cabello castaño claro, a punto de convertirse en un rubio muy oscuro, nos miró seria. Sus labios, levemente torcidos hacia un lado, parecían prontamente a sonreír, pero no lo hizo.

—¿Qué sucede, Sirius? —Se acercó a nosotros y quedando entre medio de nosotros, ella miró al amigo de Lily— ¿Sucede algo? ¿Severus?

—No, no sucede nada—Las palabras se le enredaron un poco en la boca de Sirius. Daisy lo miró escéptica.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora