❝ℙ𝕠𝕔𝕚𝕠𝕟𝕖𝕤 𝕪 𝕡𝕣𝕠𝕓𝕝𝕖𝕞𝕒𝕤❞

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❈𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 ⅫⅠ


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Desde muy pequeño, agradecí a todo ser que me pudiera escuchar al darme a una familia amorosa, la cual ha estado para mi desde que tengo memoria, sin importar el tipo de desgracia que les he traído, ellos han continuado a mi lado, queriéndome como si el convertirme en lobo todos los meses no fuera nada más que un simple detalle.

Nunca creí que podría recibir esta clase de amor y aceptación por nadie más que mi padre y madre. Sin embargo, el llegar a Hogwarts y tener un lugar donde poder pasar mi transformación con seguridad, no tan solo hizo que la instancia fuera más cómoda, sino que el tener amigos, los cuales habían descubierto esta enfermedad cuando estábamos en segundo, hizo que todo fuera sencillamente perfecto.

Estaba con mis amigos, las personas que más estimo en el mundo (después de mis padres), sentados en el compartimiento del expreso de Hogwarts. Cuando los vi en la estación, corrí inmediatamente hacia ellos, feliz de volver a verlos y de ser recibido por unas anchas sonrisa.
Esas pequeñas vacaciones no tan solo me subieron el ánimo, sino que las ganas de volver a Hogwarts a reunirme con los míos hicieron que me volviera un poco ansioso por volver para aprender más cosas.
Mientras estábamos los cuatro reunidos en el compartimiento, las risas y las bromas nunca faltaron en nuestras conversaciones cotidianas. Realmente extrañaba poder sentir el exquisito dolor que nace en tu vientre cuando no puedes parar de reir. Eso no tan solo me hizo sentir vivo, sino que también hizo que mi corazón se llenara de dicha.
En este receso, mamá sugirió la posibilidad de invitarlos a mi casa durante las vacaciones de verano, y cuando lo comenté con ellos, sus reacciones fueron tal como me las había imaginado.
Sin dejar de bromear o entusiasmarnos con la posibilidad de vernos en verano, hizo que nuestra conversación girara en torno a un comentario que Sirius había hecho al respecto.

—¿Se imaginan lo que podemos hacer si nos reunimos en la casa de Remus?

Lo miramos esperando a que continuara, pero obviamente estaba esperando una respuesta, y los tres se las dimos casi al mismo tiempo.

—¿Comer? —Preguntó Peter.

—¿Ver chicas? —Sugirió James.

—¿Hacer los deberes? —Sabía que mi sugerencia no sería bien aceptada y después de recibir las miradas de "¿Estás hablando en serio?" de mis amigos, me indicó que ahí no apuntaba el asunto.

—El peso de nuestro futura fama no depende en hacer deberes en nuestras sagradas vacaciones—James se río dándome una palmada en la espalda. —¿Qué es lo que te imaginas, Sirius?

—Los tres han dado puntos muy importantes. Comer es lo primordial para estar sanos. Ver chicas guapas puede glorificarnos la vista y hacer los deberes nos hará ver responsables—Sonrío con una mezcla de picardía e inocencia, la cual era muy típica en Sirius—Pero también podemos avanzar en el plan: "Acompañemos al au"

—¿Au? ¿Qué significa eso? —Pregunté.

—¿Eso es lo que hacen ustedes los hombres lobo? ¿Aullar?

—¡Auuuuuuuuuuuuuuuu! —Peter, James y Sirius aullaron al mismo tiempo, provocando que volviéramos a estallar en risas.

—Bien, bien. Ya entendí.

El plan Acompañemos al au consistía en que tanto James, Sirius y Peter se convirtieran en animagos, un procedimiento difícil, no por el simple hecho que se requiera cierto nivel de magia, sino que el tiempo que se requiere puede durar años hasta la próxima tormenta (uno de los puntos más importantes para convertirse en animago).

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora