❝𝐄𝐥 𝐜𝐥𝐮𝐛 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬❞

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—Tengo mucha hambre—Se quejó Peter una vez que nos sentamos en nuestra mesa.

El banquete aún no había empezado pues aún faltaban varios alumnos y la mesa de profesores aún tenían algunos asientos vacíos, por lo que en cuestión de tiempo llenaríamos nuestros estómagos con la comida y luego, cada uno se acostaría en sus camas calientitas gracias a los elfos domésticos.

Para esa altura también tenía mucha hambre, como también tenía una sed incontrolable. Quería beber agua, zumo o leche, cualquier cosa que sea líquido y pueda saciar mi sed, por lo que una vez que nos encontrábamos cómodos en nuestros lugares, empecé a juguetear con la copa en mis manos.

—Llegamos demasiado temprano—Se lamentó Peter con la mejilla pegada a la palma de su mano izquierda.

—Aguanta un poco más—Dijo James en medio de un perezoso bostezo—Pensé que la clase no terminaría nunca. Debería ser ilegal tener como la primera clase un cuestionario sobre lo aprendido. Realmente lo odio.

—Estaba sencillo—Sirius sonrío ampliamente.

—Claro que sí porque estuviste copiando las respuestas—Peter se quejó.

—¿Aún sigues enojado porque no te las di? —Preguntó Sirius.

—No.

—Mentiroso.

—Ustedes dos parecen un viejo matrimonio. Me dan muchísima pereza—James se recostó en la mesa, apoyando la cabeza en sus brazos con los ojos cerrados—Me pregunto si Lily se encuentra bien.

—¿Lily? ¿Cómo de un momento a otro terminamos hablando sobre Lily? —Preguntó Sirius.

—¿No te diste cuenta? Faltó el último período y tú sabes que nunca lo hace.

—Corrección, tu lo sabes—Añadí.

—Touché—James sonrío aún con los ojos cerrados.

—¿Sabes? Yo creo que debió de estar con un muchacho, estoy seguro de que estuvo con...

Un sonido estrangulado lo interrumpió, pero cuando miré, me encontré con la escena de que James tenía los brazos rodeando completamente la cabeza de Sirius, impidiendo que el pobre chico hablara. Y a juzgar por lo arrugada que estaba su corbata, pude adivinar que James tironeó de esta motivo por el cual se escuchó aquel sonido estrangulado.

—No digas esas estupideces—Dijo un James completamente enojado—Mi Lily no haría esas cosas. Ella es buena, pura y nadie, nadie, pero nadie podría corromper su honesta alma.

—¡Suéltame! —Chilló el pelinegro una vez que se liberó de los brazos de James—¡Casi me MATAS!

—Eso te servirá como recordatorio para cuando decidas hablar sobre Lily. De seguro algo urgente o terrible le habrá sucedido. ¿Y si la molestaron esos sucios Slytherins? ¿Y si me necesitaba?

—Según sé, Lily puede defenderse muy bien y no creo que le parezca agradable que tú, especialmente tú, la rescates de algún incidente. —Hablé animado por como James se estaba comportando.

James siempre solía hablar de Lily como un ser indefenso, y claramente se olvidó de cuando Lily azotó su libro con su cara, y mediante eso, debió olvidarse de la actitud y fiereza de la pelirroja.

Lily es una chica bastante amable y dulce, pero su actitud iba acorde al color de su cabello y a medida que los años pasaron, no tan solo ella iba creciendo, sino también lo hizo su temperamento que descargaba exclusivamente para James.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora