❝🅴𝖑 🅰𝖌𝖚𝖎𝖑𝖆❞

99 11 3
                                    

○Ⓒ𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔•Ⓓ𝖔𝖈𝖊○


┅┅┅┅┅┅◇


1977

A medida que la noche iba avanzando, el frío y la humedad de la bruma iba surgiendo a medida del tiempo. El cielo, cuyo manto estrellado lo cubría por completo se iba aclarando hasta que varias estrellas —O al menos las más pequeñas— se fueron desapareciendo.

El paisaje nocturno estaba cambiando y a pesar de que faltaba bastante para que el sol se asomara por las lejanas montañas que daban la bienvenida a las tierras altas de Escocia, no impidió que ellos dejaran de corretear por los valles carentes de toda vegetación alta, o de refugiarse entre los inmensos árboles de los bosques o arboledas que pasaban.

Habían estado toda la noche corriendo, comiendo frutos y flores llenas de néctar, como también bebieron de agua fresca de riachuelos tan claros que podían ver los pequeños peces que habían hecho ese lugar su hogar.

Pero ahora que sentían que la luna llena estaba ya culminando, sabían que debían volver, pues se encontraban demasiado lejos del castillo por lo que tuvieron que emprender marcha y no había nada mejor que lanzarse a una carrera limpia en dirección al lago negro, pues a sus orillas había bayas frescas que habían querido dejar hasta el final como un último bocado de su noche salvaje y llena de emoción y adrenalina.

A medida que iban corriendo, el viento, cuyas suaves caricias peinaron sus pelajes, se había convertido en un coro que acompañaba sus jadeos a medida que su velocidad iba aumentando.

Era extraño ver el mundo bajo esa perspectiva animal, y era difícil explicarlo hasta poder experimentarlo como correspondía, y eso era lo que sentían James, Sirius y Peter desde hace un tiempo desde sus primeras transformaciones.

En un principio no existían palabras para describir lo mal que se sentían, al punto que podían sentir toda la metamorfosis que sus cuerpos estaban sufriendo, pero después de un tiempo, esa extraña sensación fue cambiando hasta que se sintieron completamente agotados y con un inmenso dolor de cabeza que no les permitía pensar correctamente, pero cada día desde ese primer momento, siguieron transformándose, aferrándose con tanta fuerza de sus varitas que las palabras de conjuración ya había calado bien profundo en el interior de sus mentes.

Pero una noche, sus cuerpos se habían fortalecido de tal manera que podían aguantar por más de dos horas su transformación y ahí supieron que estaban dominando por completo la magia y pronto, muy pronto, podrían estar más tiempo transformados en animal, y vaya que tenían razón.

Ahora podían estar una noche entera en su forma animal corriendo y saltando, sin importarles que al día siguiente —o en unas cuantas horas, pues siempre se quedaban hasta el amanecer— sentirían mucho dolor en sus extremidades por todo el ejercicio que habían hecho.

Remus había sido el más contento de sus amigos, pues poco a poco sentía que podía recuperar su "humanidad" en cada transformación, al punto en que ya no se sentía avergonzado de ser un hombre lobo ni mucho menos por sus recuerdos nocturnos. Su humanidad llegó al punto en que él estaba completamente consciente de todo lo que sucedía cuando estaba en su forma lobuna, y eso era algo nuevo para él, pues cada vez que se transformaba, el tiempo parecía borrarse hasta que despertaba al día siguiente abandonado en una helada habitación con cadenas a su alrededor.

La libertad le había sentado bien y mucho más que ahora tenía a sus amigos con él, por lo que todos juntos jugaron y ayudó a Sirius a aullar, por lo que cada noche cantaron hasta que sus dos amigos que no tenían tal habilidad los golpearan o intentaran imitarlos, aunque muy bien tampoco les salía.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora