❝𝕊𝕠𝕓𝕣𝕖𝕧𝕚𝕧𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒❞

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❈𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 Ⅹ


⋯⋯⋯⋯ ↠ 𝔻 𝔸 𝕀 𝕊 𝕐 ↞ ⋯⋯⋯⋯


Recorrí a toda velocidad por los pasillos del colegio. Mis piernas, delgaduchas a simple vista, eran resistentes y con cada paso que daba, estaba segura de que no podría tropezarme.
Estaba eternamente agradecida de vivir en una casa descomunalmente grande y vacía (Aunque viéndolo en ese sentido, era un tanto... deprimente), y como el castillo tampoco se quedaba atrás, me beneficiaba tener estos largos viajes.
Sin embargo, no sabía si llegaría a tiempo antes que la clase comenzara. No tenía ni la más remota idea de la hora que es, ya que temía que, si miraba mi reloj, entonces chocaría con alguien o peor, me caería frente a todo el mundo... Por los santos y sus cadenas, espero que no sea así.

Sin detenerme siquiera a tomar aire, me deslicé por la piedra agrietada en cada curva para seguir mi paso hasta alcanzar el salón. Incluso tuve que subir a zancadas por las escaleras, y cuando me di cuenta de que subí más pisos de lo que debía, terminé por bajar a grandes saltos para no perder tiempo en tonteras.

Finalmente, los cuatro fundadores se apiadaron de mí, ya que a lo lejos veía a un grupo de Gryffindor esperar frente a una puerta cerrada y corrí, corrí lo más rápido que pude. Ignoré el dolor que sentía a un costado de mi cuerpo y el poco aire que entraba a mis pulmones.
Debía encontrar a Sirius, él sabría qué hacer para ayudarme, por lo que un nudo se sitúo en mi garganta cuando empecé a pensar lo que le diría.

A medida que me iba acercando, mis jadeos se hicieron más notorios, ya que varios estudiantes se voltearon a ver como una desquiciada corría hacia ellos.
Si mi verdadero propósito era llegar a tiempo al salón, pues ya lo había cumplido, pero esa no era mi meta.

Busqué con la mirada la esbelta figura de mi primo y su cabello negro, pero no lo encontré, no hasta que finalmente llegué al lugar que estaba repleto de corbatas rojas. En cierta manera era un poco incómodo, ya que, al ser la única Slytherin presente, hizo que me sintiera como una presa frente a una gran manada de leones dispuestos a atacarme.

—¿Sirius? ¿Dónde está Sirius? —Pregunté a varios Gryffindor, pero ninguno supo darme una respuesta.

¡Por la barba de Merlín! ¿Y si justamente decidió saltarse la clase? No puedo creer que el universo haya decidido conspirar en mi contra.
¿Y ahora qué se supone que haría? La carta será enviada y mis padres la leerán, después mi madre o mi padre escribirá una carta vociferadora, aunque realmente ruego que la escriba mi progenitora, porque o si no sería mi fin.

Después que reciba esa carta, todo el mundo sabrá que soy la vergüenza de mi familia y esa humillación me lleve a una muerte prematura, aunque todo sería estupendo, ya que, si muero, eso significa que no iré a casa y al no ir a casa, mis padres no me castigaran.

Prefería morir antes que dejar mi destino en sus manos, aunque si eso fuera así, entonces ya habría muerto desde hace mucho tiempo.

—¿Y ahora que haré? —Me pregunté a mi misma mientras colocaba una mano en el costado de mi cuerpo, precisamente donde me dolía. Como si el apretar donde te duele hiciera que dejara de doler.

Los segundos pasaban y mi desesperación aumentaba con el paso del tiempo.
El lugar se fue poco a poco llenando de estudiantes, tanto de Slytherins como de Gryffindor, los cuales se apretujaban delante de la puerta cerrada de DCAO.
Mientras más corbatas rojas hacían aparición, yo continuaba con mi búsqueda. No podía rendirme así como así, podía perder lo poco que tenía, solo por salvarle el pellejo a alguien.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora