❝𝐂𝐚𝐝𝐞𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐨𝐫𝐨❞

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La habitación de Lily estaba completamente empapelada de un florido tapiz. Varias de esas flores aún estaban cerradas, pero la gran mayoría se encontraba abierta con los colores más cálidos que jamás había visto.
No estaba acostumbrada a ese tipo de decoración, ya que tanto en mi casa como la de Sirius, todo se encuentra completamente decorado de la manera más tradicional posible, a excepción de nuestros dormitorios.
En comparación a la habitación de Sirius, la mía se encontraba decorada con algún que otro póster de Los Trasgos, y obviamente con las banderitas verdes de mi casa, pertenecientes al equipo de Quidditch.

Había empezado a jugar de manera oficial el año pasado, después de que tuve que reemplazar a un chico que se golpeó la cabeza con una bludger. Fue un hecho algo trágico, pero gracias a eso, fui aceptada al 100% en el equipo y a pesar de todo, no estaba para nada mal empezar a crear mi reputación.

La verdad es que ya estaba cansada de ser la novia de Sirius o la chica de Slytherin que es amiga íntima de la nacida de muggles. Ahora quería que me conocieran por mi nombre y supieran que soy algo más que la simple novia de alguien.
Y gracias al Quidditch había empezado a ser reconocida como Daisy la pequeña águila por la manera en que me lanzaba a los demás cazadores para recuperar la quaffle. Y para ser sincera, me agradaba ser un grano en el culo para los demás equipos, especialmente al cazador estrella de Gryffindor y que no es nada más que su futuro capitán, James Potter.

Aún recuerdo la primera vez que jugué con él. Con su altanera sonrisa y sus estúpidos prejuicios.

—Las chicas Slytherin no juegan muy bien al quidditch, eso lo sabe todo el mundo. Por algo su equipo nunca las elige. —Había dicho James esa vez.

Pero lo más satisfactorio no tan solo fue quitarle de las manos la pelota, sino que le borré su estúpida sonrisa de la cara cuando no le permití recuperar la quaffle.
Esa vez no conseguimos la victoria, pero desde entonces varios de los golpeadores han intentado sacarme de las pistas, y más de una vez he recibido fuertes golpes en las piernas o en el brazo, pero la peor de todas fue cuando vi que se dirigía hacia mí una bludger, pero lamentablemente no fui lo bastante rápida como para esquivarla y pum, golpeó un costado de mi torso, pero había sido tan fuerte que me quitó el aire por varios segundos.
Aún no sé cómo pude recuperarme.

—Ah—Suspiré mientras me acostaba en la cama que me habían armado.

Lily estaba al lado de un aparato y estaba introduciendo varios cuadritos que llamó casetes los cuales tenían música que había grabado de la radio, y otros los consideraba sus tesoros ya que los había comprado.

—¿Te gustan The Carpenters? —Preguntó mientras leía el grabado de un estuche de un casete.

—No sé que es eso—Respondí mientras me quitaba mis zapatos con los pies.

—Creo que te gustarán, tienes vibra de ellos.

—Ajá.

Mientras Lily terminaba de conectar su aparato, yo me había levantado de la cama y me dirigí hacía mi baúl, el cual poseía la insignia de Hogwarts.

Antes de que Sirius se fuera, llamé a Eara, mi elfina doméstica y gracias a una orden, me trajo desde la casa de los Black mi baúl con todas mis cosas del colegio y mi ropa.
Obviamente, la hermana de Lily estaba de fisgona y cuando vio a mi elfina, empezó a gritar como una desquiciada mientras balbuceaba un coro de palabras inentendibles.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora