❝𝕱𝖗𝖆𝖈𝖙𝖚𝖗𝖆𝖘 🅨 𝕼𝖚𝖎𝖉𝖉𝖎𝖙𝖈𝖍❞

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○Ⓒ𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔•Ⓤ𝖓𝖔○


┅┅┅┅┅┅◇𝐃𝐚𝐢𝐬𝐲


Esa mañana, el cielo había aparecido cubierto por completo de nubes tan grises y pesadas que, por un momento, pensé que estas bajarían y cubrirían la tierra por completo.

A medida que el tiempo pasó, mis pensamientos se hicieron realidad. Una niebla tan espesa cubrió la tierra en un manto ceniciento y fantasioso, al punto que lo único que se veían de las montañas en las tierras altas, eran sus tímidos picos cubiertos de blanco y de gris.

A lo lejos, los troncos de los árboles se notaban casi borrosos por la niebla, pero estaban ahí, ya que sus murmuros —gracias a que el viento hacían chocar sus ramas y hojas— revelaban que eran reales, que no se encontraban dentro de una ilusión. Todo estaba ahí, completamente real, y a pesar de que la visión era tan fantasiosa, casi como un sueño, era difícil creerlo.

Era bien sabido que Escocia siempre había tenido un clima tan gris y húmedo como el resto de las islas, pero sin importar de cuanto tiempo haya pasado en Hogwarts, todavía era difícil creer que era real la imagen de la niebla acariciar las montañas y los árboles, haciendo que su visión se desvaneciera a medida que las nubes más pesadas bajaban a la tierra, haciendo que éstas cubrieran en cuestión de segundos el paisaje, para luego revelarlos más grises que antes.

Ese mismo día, tan gris y bello, no pudo haber estado completo si las nubes no hubieran resistido más su propio peso, para hacer que la lluvia pudiera barrer con toda la niebla y suciedad que se hallaba en el ambiente.

En un principio, la lluvia era gentil, como pequeñas agujas frías pinchar la piel, pero solo fue cuestión de horas cuando las nubes regurgitaron todo su contenido, haciendo que las gotas de agua cayeran con furia a la tierra.

Era un clima ideal para jugar Quidditch habían dicho mis compañeros de equipo.

Este año, por suerte —aunque sospecho que por presión de igual manera—, se unieron varias féminas al equipo, sustituyendo a los hombres que se habían graduado el semestre anterior, y eso significó, que nuestro entrenamiento fuera mucho más duro que antes, pero estaba bien, con el tiempo, te acostumbras a sentir los músculos adoloridos hasta no sentir absolutamente nada, y ahora, en la situación en la que el cielo parecía estar derrumbándose, era lo único que estaba deseando. Dejar de sentir hasta que el juego acabara.

Había pasado ya un mes desde que se dio por iniciado la temporada de Quidditch, y a pesar de haber conseguido varios puntos por delante, eso no significaba el hecho que Hufflepuff nos estaba pisando los talones.

Este año, los tejones ambicionaban la copa y se notaba que su entrenamiento estaba rindiendo frutos, y a juzgar de como el año anterior los hicimos papilla, sabía que iban a cobrar venganza por haberles ganado en el último día de Quidditch.

Obviamente no ganamos la copa de Quidditch, pero estar en el segundo lugar no estaba para nada mal.

Antes de salir al campo, nuestro capitán nos repitió el plan que había estado trabajando, rogando en silencio que todo saliera bien.

Regulus Black, el hermano menor de Sirius y otro chiquillo que consideraba mi primo, solo sonrío en mi dirección cuando nuestro capitán empezó a hiperventilar, hasta que una de las chicas nuevas tuvo que contenerlo diciéndole que, si no se controlaba, suspenderían el juego. Sus palabras fueron el bálsamo que el capitán necesitaba, ya que inmediatamente se mejoró y nos ordenó en filas para empezar a salir por orden de las posiciones.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora