❝🅽𝖔𝖈𝖍𝖊🅱𝖚𝖊𝖓𝖆❞

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○Ⓒ𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔•Ⓓ𝖎𝖊𝖟○


┅┅┅┅┅┅◇𝐃𝐚𝐢𝐬𝐲


Pensar sobre el pasado era algo recurrente en mi casa para la nochebuena y otras celebraciones importantes para nuestro mundo, pero cuando el pasado parecía estar queriendo formar parte de tu día a día, pensar sobre ello provocaba que olvidara mi presente y mi futuro.

Incluso ahora, caminando en los largos y helados pasillos de mi casa, rodeada de cuadros de familiares que ya fallecieron con los ojos cerrados y tan quietos como si no tuvieran vida propia —cuando en realidad si la tenían— me hacía sentir estar viviendo en otro tiempo distinto al mío.

Mi vestido color plateado crujía al caminar y los zapatos de tacón era lo único que se podía escuchar en el pasillo, puesto que todo lo demás estaba en un perfecto silencio como si fuera el único ser vivo en unas catacumbas. Las catacumbas de mi familia.

Estábamos en las vacaciones de navidad y de año nuevo, por lo que mi llegada en el día anterior pareció haber sido hace ya 30 años, y que la misma mañana, aquella en que estuve sumergida por varios minutos en la tina con aceites para perfumar mi cuerpo, fue hace tan solo 10 años.

Era difícil mantener la mente enfocada en un solo espacio tiempo cuando lo único que escuchaba era el tic tac de un reloj que estaba lejos de mi posición, y mucho más cuando veía los rostros inertes de magos y brujas de mi línea directa. Estaba más que segura que, cuando llegue a la casa de los Black, encontraré a varios de estos magos y brujas que están en este pasillo, en el árbol genealógico de mis primos.

Suspiré cuando llegué al final del pasillo y una vez más, di la vuelta para continuar con mi recorrido, ignorando la presencia de mi elfina doméstica y lo apretadas que estaban las trenzas que mamá me había hecho en la mañana.

Había tejido con sus largas uñas una corona de trenzas y trencitas que se cruzaban entre sí hasta desaparecer en mi nuca, mientras que el resto de mi cabello caía sobre mi espalda para cubrir los botoncitos de marfil de mi vestido.

—Joven ama—Llamó Eara por ¿sexta vez?

Me di la vuelta al escuchar su voz y nuevamente, el presente se enrolló en mi tobillo recordándome las miles de tareas que debía hacer y lo incomodo que se sentía mi cuero cabelludo.

—¿Qué sucede? —Pregunté intentando soltar un poco las trenzas, más no lo logré, por lo que no tuve más opción que acostumbrarme a ellas.

—La abuela de la joven ama está esperándola en el salón del té.

—¿Ya llegó? —Cogí mi vestido con ambas manos y sin esperar alguna respuesta, salí corriendo hacia uno de los trillones de salones del té que había en esta casa.

—¡Joven ama! ¡No corra por los pasillos! ¡La joven ama puede hacerse daño! —Gritó mi elfina a mis espaldas, pero la ignoré, aunque supe que ella estaba siguiéndome como siempre hacía cada vez que estaba en casa.

Las únicas veces que Eara no podía estar a mi lado era en Hogwarts por simples razones, pero estaba claro que ella era mía y yo era suya, por lo que, cuando logre salir de esta casa y de esta familia, Eara vendría conmigo y ambas estaríamos juntas hasta que la muerte nos silencie.

Corrí y corrí hasta que el respirar se había vuelto un trabajo difícil, pero eso no impidió que mi propia carrera se detuviera. Había pasado mucho tiempo desde que no vi a mi abuela, y el tan solo tener a alguien amable a mi lado y que forma parte de mi sangre, era algo que no podía cambiar fácilmente, ni mucho menos si se me otorgara la posibilidad de ser libre.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora