❝ℕ𝕠 𝕤𝕖 𝕕𝕖𝕓𝕖 𝕙𝕒𝕓𝕝𝕒𝕣 𝕤𝕚𝕟 𝕒𝕦𝕥𝕠𝕣𝕚𝕫𝕒𝕔𝕚𝕠𝕟❞

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ADVERTENCIA: En este capítulo se presentará violencia doméstica, insultos y agresiones físicas. 
Si eres sensible con este tipo de contenido, recomiendo que no lo leas.



❈𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 Ⅹ


⋯⋯⋯⋯ ↠ 𝔻 𝔸 𝕀 𝕊 𝕐 ↞ ⋯⋯⋯⋯


La llama de la chimenea quemaba fervientemente los gruesos troncos que uno de los elfos domésticos habían colocado en él, con el propósito de mantener el gran comedor cálido y gracias a las velas de la araña que estaba sobre nuestras cabezas, la iluminación del lugar era muy reconfortante.

Los enormes ventanales del lugar los cuales llegaban hasta el techo daba una oscura visión del exterior, pero de vez en cuando, la espuma de las olas alcanzaban a tocar los vidrios, dando la apariencia que estaba lloviendo, pero si no fuera porque en el exterior la luna llena brillaba con tanta fuerza, entonces habría adivinado que una tormentosa lluvia estuviera originándose a fuera.

Mi padre, Eanraig Blishwick estaba sentado en la cabeza de la mesa y estaba masticando un trozo de cordero asado. Mi madre estaba en el otro extremo y bebía vino de elfo y al parecer estaba delicioso, ya que ordenó que se le sirviera un poco más.
Jimbo estaba sentado frente a mi abuelo paterno y su esposa, Dembe estaba sentada frente de mí.
La muchacha era realmente preciosa, su piel cremosamente oscura brillaba con las luces cálidas del hogar. Su rostro afilado y grandes ojos de color marrón le daban la imagen de una muñequita, esas que ves en el escaparate de una tienda y deseas que te lo compren.
Dembe comía lentamente y Jimbo la miraba de vez en cuando, asegurándose que ella estuviera bien. Todos parecían estar concentrados en la comida, por lo que ignoraban sus miradas fugaces y por un momento, los envidié. También quería mirar y ser mirada de esa manera.

—Entonces—Mi abuela se limpió la comisura de sus labios con la servilleta de tela—Dembe, querida. ¿Dices que vienes de Uganda?

—Así es, señora Blishwick—Dembe era definitivamente un encanto y cuando ella me pilló observándola, me guiñó un ojo.

—Estas muy lejos de casa, niña—La muchacha miró a mi abuelo.

Mi abuelo paterno era un hombre alto y de nariz alargada. Tenía el semblante de un hombre serio y aristocrático, y a pesar de la edad, aún estaba erguido tal como si fuera un militar. Es, en definitiva, el tipo de hombre que no deseas que te mire fijamente, porque es extremadamente intimidante.

—Supongo que sí, pero eso no me importa mucho—Aseguró—Escocia es un lugar mágico y me hace sentir en casa.

—En casa—Mi padre se carcajeó mientras cortaba un trozo de carne. Yo bebí un poco de agua con incomodidad—Acá llueve casi todo el año y el frío no es muy bueno para tu gente.

—¡Eanraig! —Mi abuela fulminó con la mirada a mi padre, pero este la ignoró como siempre hace con todos.

Dembe estaba tensa y había bajado notoriamente la mirada hacia su plato. Jimbo alargó el brazo hacia ella y podía adivinar que le estaba sosteniendo su mano, ya que la muchacha lo miró fugazmente y un leve rubor apareció en sus mejillas.

—Me gustaría ir a Uganda—Mi participación en la conversación había sorprendido a los adultos, ya que no solía meterme en situaciones así, pero no quería que la chica se sintiera rechazada por mi familia. Yo la aceptaba. Si mi hermano la eligió fue por algo, ¿no?

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora