Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]

❝ℂ𝕒𝕣𝕚𝕤❞

❈𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 Ⅷ

⋯⋯⋯⋯ ↠ 𝔻 𝔸 𝕀 𝕊 𝕐 ↞ ⋯⋯⋯⋯

Amaba el fin de semana tal como amaba el diciembre, incluso a una semana antes de entrar en nuestras pequeñas vacaciones de navidad, todo parecía ser tan... mágico.
La nieve que había cubierto gran parte del suelo de los jardines y el exterior de Hogwarts se había endurecido completamente, sustituyendo el duro suelo, pero el solo crujir de nuestros pasos nos recordaba que nuestro paisaje estaba completamente blanco, si es que te permitías a ignorar tal belleza.

Aquel fin de semana teníamos el permiso de ir por el día a Hogsmeade y como faltaba muy poco para navidad y ante eso, tenía planeado comprar algunos regalos para mi familia y amigos (A estas alturas solo era Lucy ya que mi relación con Sirius fue decayendo).
Existían dos cosas que podría resaltar al ser Slytherin: Nuestra sala común siempre estaba cálida aunque algunas veces se vea todo lo contrario. Y la última: Nunca sabíamos lo que sucedía en el castillo.
Vivir bajo de todo y con solo el lago negro como paisaje nos mantenía recluidos, y a decir verdad, era bastante cómodo una vez que te acostumbrabas.

Lucy se estaba colocando sus botas para mantener sus pies calientitos cuando empecemos a caminar en la nieve, mientras que yo me acomodaba mi boina en la cabeza. Una vez listas, decidimos partir hacia el exterior del castillo y reunirnos con el resto que deseaba ir al pueblo, manteniendo al margen a los de primero y segundo, pero ya varios nos habíamos relacionado con ellos, por lo que los más pequeños no demoraron en dejar algunos recados. Podría aprovechar ahora mismo a decir que ese era mi caso, pero no sería nada más que una mentira. Ellos no solían acercarse a mí libremente para hablarme y no es que me molestara, todo lo contrario, mientras menos relación pudiera tener con alguien, mejor.

Salimos del castillo seguido por varios alumnos, pero tanto Lucy como a mí eso no nos importaba en lo más mínimo. Ambas manteníamos una trivial conversación, la cual nos permitía soltar varias carcajadas o algún que otro cuchicheo, pero era lo suficiente como para que nuestro viaje hacia Hogsmeade sea cortísimo, y así fue, gracias a Merlín y a todos los magos.

Hogsmeade era uno de los pocos poblados que no tenían a ningún muggle en cada esquina, por lo que era un alivio para muchos de nosotros. Es bastante molesto tener que esconder tu propia naturaleza para no perturbar la paz de los que no poseen nuestro don, porque así era como lo veían muchos de nosotros. La magia era nuestro más preciado don y ante eso, nos podíamos permitir repudiar a los que no lo tienen.

Pasamos por la tienda de Honeydukes y mientras mirábamos unas paletas con sabor a sangre, pude divisar en el interior de este una espantosa cabellera de color rojo, el cual pude adivinar de quien era, incluso cuando dicha persona se dio la vuelta y tanto sus ojos como los míos se encontraron. Lucy ignoraba completamente su presencia ya que se encontraba mirando las paletas las cuales no tenían un mal aspecto, de hecho parecían de fresa, pero ambas no nos arriesgaríamos a comprar uno. Con tener esa idea podía sentir mi estómago retorcerse y no tenía ganas de vomitar mi pobre desayuno, no sabiendo que la impertinencia en el colegio parecía ser algo muy... común.

Lily salió de la tienda de dulces junto con sus amigas y ambas nos quedamos mirando por unos cortos segundos y, a estas alturas parecían muy eternos.
Después de tal acontecimiento mi repulsión hacía los san... nacido de muggles fue bajando notoriamente para poder llenar un desprecio hacia Lily Evans, y con una mueca de desprecio me di la vuelta hacia Lucy, dándole la espalda a la Gryffindor.

Como siempre, Lucy solo estaba perdida en su mundo un tanto egoísta, y no la podía culpar. Todos lo somos en cierta parte, por lo que fijarnos en los problemas de los demás no parecía estar en nuestras prioridades, pero lo que si podía hacer en ese momento, era agarrar su brazo y arrastrarla a otra tienda fingiendo interés en un viejo broche.