❝𝔼𝕤𝕥𝕚𝕣𝕡𝕖 ℍ𝕚𝕘𝕙𝕝𝕒𝕟𝕕𝕖𝕣❞

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❈𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 ⅩⅤⅠ


⋯⋯⋯⋯ ↠ ℕ 𝔸 ℝ ℝ 𝔸 𝔻 𝕆 ℝ ↞ ⋯⋯⋯⋯


A los ojos de los alumnos, los pasillos de Hogwarts parecía como si fuera la entrada a un mundo lleno de secretos y de dulces complicidades. La piedra resplandecía como espejos cuando algunos rayos del sol se filtraban por las ventanas, permitiendo que muchos transeúntes ignoraran el viento que murmuraba en cada orificio abierto de las ventanas.
El día era, en definitiva, encantador. Un buen regreso a clases, dirían algunos, mientras que otros simplemente preferirían quedarse en la seguridad de sus salas comunes y fingir que no tenían las toneladas de trabajos que debían hacer y entregar.

A pesar de ser un día encantador, no era precisamente caluroso, ya que desde las montañas nevadas que decoraban al paisaje de las tierras altas, se podía sentir el gélido viento que lograba provocar que más de algún alumno y profesor, buscara refugio en el interior del castillo, recordándole el eterno aviso de que el invierno aún estaba allí.

Quizás era el frío, o quizás era la humedad de una posible tormenta, pero el punto es que muchos evitaban salir a la intemperie, como si algo maligno estuviera convocando la tormenta. Ni siquiera el sol, que luchaba por escaparse de las gruesas nubes que a lo largo del día, empezó a cubrir el cielo; se animaba a salir e iluminar todo a su paso con su calidez.
Si ese hubiera sido el caso, el día no hubiera sido precisamente oscuro y tenebroso.

Los alumnos de primero intentaban enfocarse en sus estudios, siguiendo el ejemplo de sus compañeros de cursos superiores, pero, ¿cómo se podía distraer cuando tiempos oscuros estaban a la vuelta de la esquina?
La desesperanza era la peor de las enemigas, como había dicho Dumbledore en una de las cenas, cuando un desgarrador trueno cruzó el cielo del comedor, provocando que varios alumnos soltaran gritos despavoridos y otros se dejaran llenar del peor sentimiento de todos: miedo.

Sin embargo, aquel clima oscuro no estaba solamente en el corazón de las tierras altas, donde se encontraba el castillo, sino que en las zonas costeras, el mar estaba embravecido, golpeando con furia la roca, como si estuviera intentando destruirla, y hubiera sido así, si el sedimento no fuera tan resistente.

En la región de Ducansby, al noroeste de las tierras altas. El cielo estaba completamente oscuro y una fuerte lluvia había empezado a caer, tales como si fueran peligrosas agujas, listas para lastimar la piel de cualquiera que no se atreviera a esconderse.
En los acantilados Stack, una mansión escondida a los ojos de los muggles y de cualquiera que no fuera bienvenido a sus terrenos, parecía que había adoptado la apariencia lúgubre del paisaje.

Las ventanas estaban completamente empapadas y de vez en cuando, eran golpeadas por las fuertes olas del mar, pero ninguna estaba cálidamente iluminada por el hogar o por las velas de las habitaciones. A simple vista parecía abandonada, como si nadie hubiera residido en aquella mansión por varios años, y si no hubiera sido porque dos magos se aparecieron en el terreno y buscaron alguna cueva que podría dar la entrada a la residencia, entonces el lugar hubiera estado abandonado y ese sería el punto final.

La pareja de magos, vestían de negro como la noche, incluyendo sus túnicas de viaje eran del color de la obsidiana.
Ninguno de ellos se había esperado que la lluvia había azotado la región con tanta violencia hasta que se aparecieron en los terrenos, por lo que ninguno se apresuró en usar algún hechizo de impermeabilidad, y no fue hasta que el frío caló sus huesos, que uno empezó a maldecir en voz baja mientras intentaba mirar más allá de un metro, ya que la lluvia era tan fuerte que les impedía ver con claridad.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora