❝🅢𝖎𝖌𝖚𝖊 🅛𝖚𝖈𝖍𝖆𝖓𝖉𝖔❞

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ADVERTENCIA: En este capítulo se presentará violencia, palabras fuertes y un posible abuso sexual.
Si eres sensible a este tipo de contenido, recomiendo que no lo leas. De ser así, lo harás bajo tu propia responsabilidad.


○Ⓒ𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔•Ⓓ𝖔𝖘○


┅┅┅┅┅┅◇𝐃𝐚𝐢𝐬𝐲


Había algo extraño de ser visitada en la enfermería y no en el sentido en que recibía toda la atención que me gustaba recibir, sino que me encontraba en una posición muy... indefensa y eso no me gustaba mucho, por lo tanto, cuando fui dada de alta después de que mi pierna estuviera sana, sentí un gran alivio.

Aunque claro, mi alivio no duro mucho ya que el capitán Kelly estaba esperándome junto con el equipo, mientras que los demás estaban felices de que todo haya salido bien, el capitán solo me regañó por ser descuidada en el campo, recordándome los partidos anteriores especialmente ese en el que caí de la escoba y me fracturé las costillas.

Pero mi sorpresa no fue tan solo el ser recibida por todo el equipo, sino también por la de Sirius que hace ya varios meses no nos hablábamos mucho.

Primero, aún estaba molesta con él y segundo, se molestó conmigo porque yo lo estaba de él, por lo tanto, nuestra situación era poco menos infantil cuando uno de nosotros quería arreglar las cosas, o, mejor dicho, discutirlas y estar en buenos términos. Por lo tanto, cuando apareció detrás del equipo, con la espalda apoyada en la pared de piedra y las manos escondidas en los bolsillos de su blazer, fue una sorpresa que no me lo esperaba.

Cuando caminé hacia él después de saludar a mi equipo y de recibir una última reprimenda por parte del capitán, Sirius me miró y esbozó una sonrisa ladina.

—Hola.

—No esperaba verte aquí—Me crucé de brazos cuando me paré frente a él.

Sirius simplemente se encogió de hombros antes de hablar:

—Pensé que querrías que alguien te salvara de tu capitán—Señaló con el mentón a Kelly que se estaba retirando junto con los demás.

Regulus fue el único que no se había ido, es más, se estaba acercando a nosotros con la sonrisa pícara que tanto lo caracterizaba. Al parecer, todos los Black tenían aquella expresión, una característica que hasta sus primas también tenían.

Me pregunto si yo también tendría la misma sonrisa, porque, al fin y al cabo, tenemos la misma sangre —una muy alejada, pero la misma—.

—¿Y bien? —Regulus rodeó mis hombros con un brazo, dejando ver que en el último tiempo había crecido bastante, al punto de llegar a ser igual de alto que Sirius, y un poquito más. —¿De qué hablan los tortolos?

—De nada—Dijimos al mismo tiempo.

Regulus resopló divertido.

—Supongo que has venido a pedirle perdón a nuestra prima, ¿no es así Sirius?

—¿Cómo? —Miré a ambos hermanos.

Sirius estaba tan serio como si estuviera en un funeral y Regulus estaba tan divertido como si estuvieran contándole un chiste.

—No es necesario saber todo el hilo del chisme para saber que ambos están peleados.

—No es tu incumbencia—Gruñó Sirius.

Regulus quitó su brazo de mis hombros para poder levantar las palmas expuestas hacia Sirius. Estaba tratando —silenciosamente— de tranquilizar las aguas.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora