❝𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫❞

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ADVERTENCIA: En este capítulo se presentará violencia doméstica y pensamientos nocivos para la salud.

Si eres sensible con este tipo de contenido, recomiendo que no lo leas.



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El mundo muggle era en definitiva un mundo completamente surrealista para mí, y cada segundo que pasaba en casa de Lily era como encontrarme en una realidad completamente distinta a la mía.

Los días se sentían mucho más cortos y en cada segundo la casa de Lily estallaba en vida. Habían risas y música, y como no era descomunalmente grande como mi casa, entonces se sentía mucho más cálido y más... unido.

Durante todo este mes que estuvimos juntas, olvidé quiénes éramos. Ya no era Daisy Blishwick, me había convertido en solamente en Daisy. En mí misma.
Reí como nunca y comí todos los postres que la señora Evans me servía y no tuve siquiera la necesidad de vaciar mi estómago (excepto cuando comimos barbacoa y después con Lily quisimos hacernos un postre. Al final ambas terminamos con un terrible dolor de estómago).

Sin embargo, todo lo bueno tiene un fin y el final de nuestras vacaciones comenzó cuando llegó una carta con lo que necesitaríamos para este año, y por supuesto, Lily y yo no perdimos el tiempo y compramos todos nuestros libros y las calderas que necesitáramos. Incluso Lily insistió en que debía comprar un par más de pantalones para el Quidditch, ya que, según ella, podría caerme y rasparme las rodillas. Quizás solo quería gastar dinero o no sé, el punto es que le hice caso y después nos atiborramos de helado y de caramelos.

—Y si eso los mata, ¿por qué siguen consumiéndolo? —Pregunté en una de nuestras tantas conversaciones sobre cualquier cosa.

—A la gente le gusta—Respondió Lily mientras comía su helado. —Mi papá suele fumar bastante, pero no tanto como mi tío. Parece una locomotora por todo el humo que desprende, aún me sorprende que no le cueste respirar.

—Suena horrible y sigo sin entenderlo.

—He visto a varios magos y brujas consumir tabaco.

—Sí, pero es mucho más sano que eso que los muggles consumen. ¿Qué más tiene? ¿Veneno para ratas?

—Posiblemente—Lily sonrío ampliamente. Lily siempre estaba sonriendo.

Ambas estábamos regresándonos a su casa después de haber comprado nuestros materiales, los cuales se encontraban dentro de una bolsa de tela que la mamá de Lily le había dado y como se encontraba bastante pesada, cada una estaba sujetando cada extremo de la bolsa mientras que en la otra mano llevábamos nuestros helados.

—Me hubiera gustado que este mes durara para siempre—Suspiró.

Estábamos pasando frente a un parque. Nos encontrábamos a un par de cuadras de la casa de Lily por lo que decidimos detenernos un rato y disfrutar el resto de la tarde en el aire libre.
Dejamos la bolsa con nuestros útiles en el suelo mientras que ambas nos sentábamos en un par de columpios que se encontraba en el lugar.

La tarde estaba exquisita. El sol ya se estaba escondiendo y había transformado el mundo a nuestro alrededor en un paraíso dorado.
Los árboles que nos rodeaban murmuraban con el aire tibio del día y a pesar de las nubes que intentaban encapotar el cielo, nada podía quitarle el protagonismo al sol y a su calidez.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora