❝𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐨 𝐡𝐢𝐩𝐨𝐜𝐫𝐢𝐭𝐚❞

116 21 17
                                    

ADVERTENCIA: En este capítulo se presentará violencia e insultos.
Si eres sensible con este tipo de contenido, recomiendo que no lo leas.

▷ 15

⋯⋯⋯⋯ ❀ 𝒟 𝒶 𝒾 𝓈 𝓎 ❀ ⋯⋯⋯⋯

Antes de salir de mi habitación, me había colocado una bata que pudiera abrigarme un poco del frío de la noche, y también porque me daba vergüenza que los chicos me vean en camisón.
Caminé hacia la sala común, encontrándome con varios de mis compañeros, pero por suerte, podía pasar desapercibida fácilmente por mi baja estatura, por lo que salí de la sala común con rapidez, por lo que cuando me encontré en el desolado pasillo, empecé a caminar hacia salir del lugar.

No quería arriesgarme a que un prefecto me encontrara en pijama, por lo que empecé a caminar hacia la sala común de Gryffindor con cuidado de mantenerme en las sombras para que nadie me pudiera encontrar.

Sin embargo, cuando estaba por girar en un pasillo, alguien que iba corriendo me golpeó provocando que ambos saliéramos disparados, hasta que mi trasero aterrizó en el duro y frío suelo de piedra del pasillo.

—¡Auch! —Me lamenté mientras me movía hacia un lado para sobarme una nalga.

—¡Dizzy! —El chico que me chocó y me tiró al suelo tenía la irritante voz de mi primo, por lo que cuando abrí los ojos, el muchacho se estaba poniendo de pie y corría hacia mí para ayudarme. —¿Estás bien? —Preguntó preocupado.

—Por Merlín, Sirius. Si los muchachos fueran como tú, entonces no saldría de Quidditch con fracturas y golpes—Dije aceptando la ayuda, por lo que rápidamente el muchacho me puso de pie—¿Qué haces corriendo por el pasillo?

—Estaba apurado—Respondió—¿Y tú qué haces escondida en la oscuridad?

—Me escondía—Respondí.

Sirius sonrío ligeramente, pero cuando me arrastró a la luz, su rostro se volvió serio, por lo que, en un segundo a otro, sus brazos se encontraban cubriéndome por completo.
Mi nariz estaba metida en el desaliñado suéter que estaba usando y su aroma era lo único que podía respirar. En otra circunstancias, podía quejarme de que no podía respirar, pero ahora, lo único que quería era que me abrazaran.

Suspiré cuando mis brazos también lo rodearon, pero el muchacho era demasiado grande como para alcanzar a tocar completamente mis dedos, pero no me importaba. Aquí estaba Sirius y todo estaba bien.

—¿Estás bien? —Pregunto con voz ahogada ya que se encontraba con la cara pegada en mi cabeza.

—Ahora sí—Respondí con la misma voz ahogada. Supongo que no es necesario decir que tenía la cara pegada a su pecho.

Lentamente, Sirius se alejó de mí y colocó dos dedos debajo de mi barbilla para alzarla y mirarme con mayor detalle.

—Tienes los ojos rojos—Observó.

Con timidez me alejé de su toque y bajé la cabeza.

—Es que estoy...

—No es necesario que me mientas—Me interrumpió—Sé la verdad.

—¿Qué?

Sirius miró a un lado al otro para luego murmurar un "sígueme". Ipso facto, cogió mi muñeca y me tiró ligeramente hacia él, llevándome a un lugar desconocido en medio de la oscuridad de la noche.

Atravesamos los pasillos con velocidad, pasando por cada pasadizo secreto que mi primo conociera, desde colarnos por las pesadas cortinas medievales a meternos entre medio de estatuas que decoraban los pasillos.

Cicatrices Invisibles | Remus Lupin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora