Lights Wandering |JungKook|

Capítulo 46

La luz y la oscuridad
...

Pov Minso

Esa espíritu no es tonta. Luego de desmayarme me llevó a una cueva junto a los chicos, pero no se atrevió a tocarnos a menos que yo lo ordene.

x: Mi-mi señora.

Está temblando.

—¿Qué?

Me entregó las hierbas que le ordené buscar.

x: Esto... es...

—¿Qué?... ¿La volviste a cagar?

Cerró los ojos con fuerza.

Increíble. Me sorprende la habilidad que tiene para fregarla cada que puede. Lo mismo sucedió cuando le dije que me trajera un tipo de hierbas y me trajo unas, pero eran venenosas.

x: ¡Lo siento, mi señora! —se arrodilló hasta que su cabeza tocó el suelo— ¡Soy una inútil! 

Me miró con lágrimas cayendo por sus mejillas.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

x: 15 a 20 minutos.

Fui aplastando la medicina.

—¿Qué pasó?

x: Mi señora, no estaba planeando usar mi belleza, pero de todas maneras unos espíritus se quedaron encantados conmigo.

—¿Entonces por qué no tomas su energía?

x: ¡Ya le dije que así no funciona! Soy un espíritu convertido de bajo rango que no puede tomar la energía de otros espíritus.

Lo mezclé con agua.

—¿Trajiste a alguien para que nos ayude? —asintió frenéticamente— Bien. Vigila afuera —volvió a asentir.

Salió.

A pesar de la primera impresión, es una chica obediente y tranquila. Dijo que se convirtió en un espíritu luego de ser arrojada al lago por su prometido. Menos mal que no se convirtió en uno maligno, pero de todas maneras alberga mucho dolor en su corazón.

Apliqué cuidadosamente el antibiótico en las heridas de Taehyung.

Fue despertando.

—Nos tenemos que ir —soltó un jadeo de dolor al intentar sentarse.

TH: ¿A dónde?

—Sabes que no podemos quedarnos en un solo lugar.

TH: Yo te protegeré —lo miré burlona.

—¿En esas condiciones? Ni siquiera pudiste pelear con ese espíritu de bajo rango —me paré—. Así que hazme el favor y obedece —me miró divertido.

Caminé hacia JungKook y le fui dando un poco de agua.

Sus signos vitales están estables, pero aún sigue sin despertar. Me duele el corazón verlo así.

TH: ¿Y tú cómo estás?

—Bien. ¡Nala, ven aquí!

N: ¡Ya voy!

TH: ¿A quién conseguiste?... ¡Tú!

Los miré rápidamente.

Me levanté.

TH: ¿¡Cómo te atreves a...!? —le di un zape en la cabeza.

—¿¡Cómo te atreves a echar mi trabajo a perder!? —miré sus heridas— Mira como está —lo miré furiosa—. ¿Puedes calmarte? Me está ayudando —me miró sorprendido.