XVII

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La reacción de Albedo sorprendió a Kaeya. Llevó una mano a su mentón luego de observar la herida; no se trataba de la primera vez que la veía, pero ahora parecía no estar seguro de que estaba pasando.

—¿Pasa algo malo? —dijo la chica a su lado, la tierna chica de cabello verdoso y con gafas estaba tan curiosa como Kaeya. Básicamente le robó las palabras de la boca.

—Algo pasó —respondió el rubio caminando hacia su tablero dónde mantenía el registro de Kaeya. Si bien, su habilidad para dibujar era excelente, algo que era de agradecer en momentos como ese porque si lo explicará con palabras tanto Kaeya como Diluc no entenderían mucho. —, hace dos días avanzó hasta tu cadera y ahora parece que retrocedió...

—¿Qué? ¿Es eso posible? —exclamó Kaeya.

—Eso parece —habló tranquilamente. —. No te muevas, déjame dibujarlo.

Después de un tiempo, el dibujo estuvo listo. Hizo la comparación de ambos de hacía pocos días y con lo que había visto recién y la diferencia parecía ser considerable.

—¿La alquimia está funcionando? —habló Sacarosa finalmente sacando de sus pensamientos a Albedo. —¿Hemos dado en el clavo?

—Si es así, no creo que haya hecho efecto tan rápido. Solo pasaron dos días desde la última vez que vino y, tengo claro, que Lisa no ha intervenido. Capitán, dígame qué ha hecho estos días.

—Uhm, nada en específico. He permanecido en la bodega como siempre y las sirvientas han continuado con su labor, no creo que haya pasado algo más. —por supuesto que en esos días también ocurrió lo de aquella situación con Diluc; claro que no diría eso y mucho menos a ellos dos con quienes no mantenía una relación. Tragó después de terminar de hablar y solo se topó con el rubio para nada convencido de esa historia.

—Capitán, si usted dice la verdad, venga en una tres días para ver cómo ha reaccionado la alquimia, ¿bien? —el mencionado asintió. —Le diré a Lisa que venga hasta acá para que vea los dibujos y tal vez podamos saber que pasa. No quiero ir hasta la sede de Mondstandt, de solo pensarlo me da escalofríos...

—¿Te da escalofríos ir a Mondstandt, pero no estar en Espinadragón? —se burló Kaeya ganándose que Albedo girara sus ojos y Sacarosa río nerviosa.

Después de aquello, el viaje de regreso a Mondstandt sería corto pensando en lo que pudo haber causado el retroceso en la herida. Justo cuando había perdido la esperanza en que siguiera formando parte de los Caballeros de Favonius sucede tal suceso.

Las amables chicas lo recibieron con una sonrisa y lo guiaron hasta donde se estaba quedando para poder continuar con el mismo procedimiento que habían estado haciendo todos esos meses. Una vez terminaron, la jefa criada entró y se sentó a su lado, estaba contenta luego de recibir la buena noticia.

—Escuché que la herida está mejor, ¿no es tan buena la noticia? Podré dormir bien ésta noche.

—Supongo que lo es —murmuró por lo bajo. La mujer se dio cuenta de su tono de voz y de inmediato borró su sonrisa. —. No entiendo que pasó.

—¿Qué dices? ¿Por qué no estás feliz?

—No es que no esté feliz, simplemente no entiendo que ha pasado. Diluc mencionó que no se trataba de algo convencional, no veo la razón de porque ahora está en retroceso...

—¿Pasó algo? Desde que regresaste parece que la relación de ambos ha mejorado un poco... —por un momento se arrepintió de sus palabras, no planeaba que Kaeya le respondiera directamente o de si debió preguntar qué estaba sucediendo pues no era un asunto de su incumbencia.

Kaeya no dijo nada. Fue suficiente con ver esa sonrisa característica, la mujer extrañó esa sonrisa porque hacía tanto que no la veía. Tampoco estaba segura si eso respondía la pregunta pero paró y decidió irse. Al dar la vuelta para ir directo al pasillo largo, se topó con Diluc yendo justo a su dirección. Hizo una leve reverencia y le dejó el paso libre a este.

—¿Y? —se recostó en el marco de la puerta a brazos cruzados observando al menor. Al escucharlo no lo miró, estaba fijo en un punto aún pensando pero consiente de la presencia del pelirrojo.

—Ya debes saberlo. La alquimia parecer estar funcionando.

—Claro, la alquimia... —río sarcástico. —Al menos está claro que está en retroceso, era lo único que quería saber.

—¿No es eso? —preguntó queriendo sacarle más información.

—No dije que no lo era, tampoco dije que estaba haciendo efecto. Míralo como quieras.

—Con que ahí está ese Diluc que conozco. No quiero decir que lo extrañé pero, no me sorprende esa respuesta después de todo.

—Como sea —gruñó intentando cambiarle el tema. —, solo no causes más problemas.

—¿Qué pasa si causo problemas? ¿Me vas a castigar? —río. Diluc llevó su cabeza hacia atrás y apretó sus labios evitando soltar una risa.

—Lo haré.

redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora