Después de esa noche, Diluc no salía de su oficina.
No podía olvidar las lágrimas de Kaeya cuando le pedía que se detuviera. No podía olvidar aquel recuerdo de cuando era solo un niño inocente. No podía creer que estaba perdiendo el control de sus acciones y estaba culpándose por ello.
Se odiaba demasiado, odiaba todo lo que tuviese que ver con él y también odiaba con su alma el maldito color con el cual fueron maldecidos sus ojos, su cabello y su Visión.
¿Cómo pudo haber olvidado lo que pasó cuando era un niño? ¿Cómo fue que cayó tan bajo al querer ver a Kaeya en una situación deplorable? No lo entendía. No entendía qué había pasado con él y tampoco como es que perdió el control sobre si mismo de esa manera.
Ese libro estaba sobre el escritorio, sus páginas estaban abiertas justo donde él había prometido cuidar de Kaeya mientras que su padre estaba en agonía. Había roto esa promesa de una forma tan vil y baja que no se lo podía perdonar. Se sentía peor porque justo estuvo queriendo evitar acercarse a Kaeya durante tanto tiempo, lo había visto perder el control en las batallas que tuvieron cuando solía ser el capitán de los caballeros, jamás comprendió el porqué de ello. Su estadía como capitán sería efímera si continuaba así, Jean le había mencionado que no podía continuar en ese estado al poner en riesgo a los caballeros porque también Mondstandt estaría involucrado en su desenfreno.
Dedicarse a ayudar a ese buen hombre en su viñedo fue su manera de escapar; evitar estar a la par de Kaeya era mejor para ambos y que esa relación que ya se había forjado al ser niños, se desapareciera paulatinamente hasta convertirse en un conocido nada más. Sin embargo, las cosas no marcharon para buen camino.
Siempre tuvo miedo y su máscara que lo protegía finalmente se rompió.
Tenía miedo de que ahora Kaeya muriera, todos aquellos quienes conoció alguna vez y significaron algo ahora solo formaban parte del firmamento. Atormentándose cada día que pasa por no haber sido capaz de hacer algo y, ahora que Kaeya lo necesitaba, solo lo estaba lastimando. Si de verdad él era lo único que Kaeya tenía solo le estaba demostrando que era cuestión de tiempo para que su último recuerdo de él sea lo que sucedió esa noche.
Comprobó por él mismo que poseía la Visión especial, comprobó que esa herida en Kaeya se retrasará, pero con su descontrol sobre sus acciones y al dejarse llevar por sus acciones imprudentes, Kaeya ahora estaba peor que antes.
La jefa criada solía ser la única que entraba y salía de esa oficina contándole lo que ocurría con el menor porque simplemente Diluc no tenía el valor suficiente para ir a verlos él mismo. La mañana después de ese incidente, después de que Kaeya se quejara la noche de ese encuentro de un dolor como del mismo infierno, Albedo acudió de nuevo junto con Sacarosa y concluyeron ambos que su Visión estaría nula en cuestión de días. No podían hacer nada ante su sufrimiento. No había nada que hacer según las palabras de alquimista y eso carcomía a Diluc lenta y dolorosamente porque sabía que había sido su culpa.
La Visión especial reaccionaba de formas que él no lograba entender, tal vez no lograría hacerlo a tiempo si es que pretendía encontrar una alternativa. Si no encontraba solución alguna, Kaeya moriría.
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redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)
Fanfiction《❝ El maestro Diluc, dueño del Viñedo Amanecer, ha permanecido en boca de los ciudadanos de Mondstandt por tanto tiempo que circulan rumores sobre su nivel en el reino. Sin embargo, uno en particular ha despertado el interés en más de un individuo:...