Cómo era de esperarse, el proceso para Dottore sería mucho más tedioso de lo que pensaron. Después de todo, la influencia de los Fatui sobre Veyvat estaba marcada y usaría eso a su favor así como también derrochar unos cuantos millones de Mora. Jean estaría tan ocupada que no se daría el tiempo suficiente para estar en Mondstandt tanto como le gustaría, su trabajo y deber llamaban en las tierra de Liyue y con toda la pena del mundo le pidió a Diluc retirarse lo más pronto posible. Estando en Mondstandt la tranquilizaría al saber que se encontraba Albedo y más caballeros en su ausencia, pero necesitaban más que órdenes directas de un líder, algo que solo Diluc Ragnvindr podía hacer.
Diluc no lo tomó a mal, comprendía la situación y nada más deseaba que Dottore recibiera un castigo. Jamás se encontraría satisfecho con lo que sea que le harían, la democracia funcionaba a la gana de quienes trataban ese tema, así que solo quedaba esperar.
Ahora que ya estaba un poco mejor, se sentía aún extraño por no poder usar su Visión. Aún si, parecía que no se había ido del todo pues estar en constante contacto con Kaeya por muy pequeño que sea este, fue suficiente para hacerle despertar del coma. Su mundo tal vez podría tener tantos misterios que faltaban por descubrir.
En cuando a Kaeya, no había mejoría alguna. No era sorpresa, Diluc no podría su Visión aún y estaba siendo mas que complicado hacer algo en esa situación. Justo cuando ambos creían que habían acabado con el problema, su suerte estaba por los suelos y la espera también acabó con su paciencia.
Una vez en Mondstandt, se pudo reanudar un poco de la vida que se tenía. Fueron recibidos por parte de los civiles estando al frente caras conocidas como lo serían Lisa y Venti. Para el pelirrojo, no había razón para celebrar su llegada, estaba preocupado por la situación de Kaeya pues está vez realmente no podía hacer nada por él tanto como le gustaría aún después de todo.
Experimentar lo que sería comparable al infierno en vida, le hizo dese cuenta de tantas cosas y también tendría que contarle a Kaeya sobre lo que Dottore le había mencionado sobre su padre. Por ahora, cuidaría del menor en la bodega del viñedo debido a la sencillez de Albedo para asistir.
Albedo se ofrecería personalmente a ayudar a Diluc para poder llevar a Kaeya hasta el viñedo. Este último insistió tanto en intentar caminar al menos hasta la entrada con la ayuda de ambos que no pudieron negarse.
Frente a la entrada, estarían también todas las cara conocidas.
La jefa criada no dudaría un segundo en correr hasta donde estaban y con lágrimas en sus ojos y tratar de mantener la compostura, les dijo lo feliz que estaba de verlos a ambos en especial a Diluc.
—Lo lamento mucho, no pude cuidar de ambos como me lo pediste... —Diluc abrió sus rubíes con sorpresa y una pequeña risita salió de sus labios, llamando la atención tanto de ella como del menor a su lado.
—Lo has hecho desde siempre, lamento haberte preocupado todo este tiempo.
Ella negó con una sonrisa en sus labios y limpió las lágrimas de sus ojos. Su felicidad era notable pese a ver el cansancio en su rostro probablemente de las noches en vela esperando que saliera todo bien. Sin embargo, ver a Kaeya en su estado seguía preocupándola demasiado y también necesitaba ponerse al día para dar todo su esfuerzo en cuidar de ambos.
Ambos estaban exhaustos. Sucedieron tantas cosas y hubieron montañas rusas de emociones. Tenían cosas pendientes y, sobre todo, las dudas en Kaeya seguían rondando en su mente.
No encontraba un momento para hablar, constantemente era atendido por las sirvientas, Albedo y Lisa. Eso sí, Diluc siempre estaba a su lado. Había temor en tomar su mano, parecía no querer que las sirvientas vieran el contacto que ambos mantenían pues Diluc alejaba su mano y el menor sentía no querer soltarla nunca, era una pieza faltante de él cuando no había contacto y de nuevo completo cuando su cálida mano tocaba la suya después de que ellas se marcharan.
—Deberías descansar. —habló Kaeya incorporándose en su cama. Se quejó al no ser capaz de hacerlo y su espalda cayó de nuevo sobre está.
—¿Cómo podría hacerlo? Estás mucho peor que yo. No me voy a ir por mucho que me lo pidas, puedo dormir aquí.
—No soy un niño... —murmuró. —Imaginar que pasaste por un infierno estando en ese lugar... Lo mío es nada.
—¿Podrías preocuparte por ti y menos por mi?
—No puedo. No es tan fácil —tragó con dificultad al observar ese rostro que tanto extrañó. No podía mentirse, era como ser de cristal al estar con el pelirrojo porque sus rubíes penetraban tanto en él que estaba seguro de ver todo. Apretó el agarre de Diluc, este miró el gesto y en cuanto regresó su vista a Kaeya pudo notar como de nuevo estaba por derramar lágrimas. —. Te extrañé, te extrañé tanto, maldita sea...
—También te extrañé. No hubo momento en el cual no lo haya hecho —se acercó a él, limpiando sus lágrimas con su mano libre. Intentando calmarlo le dio un beso corto que solo despertó en el menor aferrarse a él como Diluc lo había hecho anteriormente y que no podría. —. Si no fuera porque siempre estuviste en mi mente, probablemente me hubiese rendido y no estaría aquí contigo ahora mismo. ¿Entiendes que eres más importante para mí de lo que yo lo soy para ti? Porque eres lo único que tengo.
Escuchar esas palabras hicieron efecto en calmarlo. Deseó escucharlo decir más, pero aún seguía con dudas en su mente que no encontraba como expresarlas y tampoco el momento. Si tan solo fuera más fuerte.
—También eres lo único que tengo, no puedo evitar preocuparme por ti... —su voz quebró por un momento. Estando frente a frente ver la leve sonrisa en Diluc lo derretía. Quemaba no poder expresarse tanto como le gustaría, tal vez dolía mucho más que la maldita herida que seguía extendiéndose por su cuerpo a cada minuto que pesaba. Cuando no podía encontrar plantas para describir todo lo que Diluc provocaba en él, el mayor se le adelantó y sus lágrimas volvieron a brotar.
—Preocúpate por ti ahora y yo haré lo posible para cuidarte, ¿sabes la razón? —la mirada del menor estaba puesta en él. Cautivado por su simple presencia y observar como esa leve sonrisa se convertirá en una mayor fue demasiado. —Porque te amo.
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redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)
Fanfiction《❝ El maestro Diluc, dueño del Viñedo Amanecer, ha permanecido en boca de los ciudadanos de Mondstandt por tanto tiempo que circulan rumores sobre su nivel en el reino. Sin embargo, uno en particular ha despertado el interés en más de un individuo:...