Ni con todos los comentarios de los caballeros y ni con el dolor que estaba experimentando de nuevo se le haría un impedimento a Kaeya para involucrarse lo máximo posible en los asuntos de los Fatui. Esto significaba querer hablar con Childe y que le proporcionara toda la información a su alcance.
—¿Está seguro? Intente no provocarlo, no sabemos cuánto poder tenga. —la voz de Albedo fue baja hacia su capitán.
Kaeya asintió simplemente y procedió a acercarse al joven de cabello anaranjado el cual parecía no tener mucho interés en lo que ocurría. Era de esperarse, su actitud le recordaba un poco a la suya y algo le decía que tal vez podrían llegar a un acuerdo a cambio de información.
—¿Tu eres...? —Childe fue el primero en hablar y Kaeya río.
—Estoy seguro que has escuchado de mi por los Fatui.
—Oh, es verdad. —era bien sabido que Kaeya solía provocar a unos cuantos en sus misiones incluidos los Fatui que merodeaban parte de Mondstandt. —¿Qué quieres?
—Información sobre los once.
El contrario frunció el ceño y río. Kaeya se mantuvo firme pues sabía que no se trataría de nada ordinario viniendo de ellos.
—Oye, que sea uno no quiere decir que lo sepa todo de todos. Ni siquiera me llevo bien con ellos, son realmente odiosos...
—Solo necesito información de uno: Dottore.
—Con que es eso... —sonrió levemente y llevó una mano a su mentón. —Es un tipo extraño, solía hacer experimentos en Liyue en un laboratorio que está abandonado y está rodeado de Guardianes de las Ruinas. Tal parece que jugaba con ellos hasta que se cansó.
—Bingo —dijo Kaeya llamando la atención de Childe quien ladeó su cabeza. —. Ahí debe ser, ¿puedes llevarnos?
—No es problema, pero si los Guardianes despiertan olvídense de mi.
Kaeya sabía que ese Fatui se había enfrentado a enemigos más poderosos que unos simples Guardianes de las Ruinas. Antes de pensar en irse se detuvo y miró al joven quien también lo hizo mirándolo con curiosidad.
—¿Qué quieres a cambio?
—Nada. El dinero no es problema para mí sí eso pensabas. Solo estoy aburrido y porque debo un favor al viajero y su mascota. —Kaeya no pudo evitar reír con el apodo a la pobre compañera de viajes de Sora.
Con esto, se dirigió hasta donde Albedo y los demás con dificultad en su andar. El dolor podía ser insoportable hasta ese punto, pero no iba a detenerse porque sabía que Diluc no podría morir tan fácilmente.
Teniendo un plan en sus manos, su viaje seguiría y según lo que Childe les decía, llegarían en menos de dos días. No era demasiado, pero la herida comenzaba a avanzar rápidamente con cada minuto y solo estaba complicando un poco el ritmo que ya habían tomado. El efecto de la Visión de Diluc se perdió rápidamente, no había tiempo para pensar en otras alternativas que no fuesen con alquimia o posiciones por los genios de Mondstandt y solo aumentaba en Kaeya su frustración.
Mantenerse firme era difícil. Mucho más de lo que pensó pese ya haber estado en una situación similar hacia unos cuantos meses; sin embargo, sino fuese por el pelirrojo tal vez ya no estuviese presente.
Pensar en que desperdiciaron años cuando pudieron arreglar las cosas era de lo que más se arrepentía. Ignorar todas aquellas veces en las que quiso hablar con Diluc fueron su peor error y que sino fuese porque fue arrastrado a estar con él a causas de fuerza mayor, probablemente no estaría tan desesperado por ver a Diluc sano y salvo.
—¿Podemos hablar, capitán?
El alquimista se acercó a Kaeya después de que se asegura que Childe y la mayoría de los caballeros se alejaran. El mayor asintió estando curioso aunque imaginaba que no estaría convencido con la decisión de involucrarse directamente con los Fatui cuando el problema era ese.
—Tampoco confío en él. —respondió de inmediato y el alquimista suspiró aliviado.
—Me sorprende que el viajero y él se conozcan, parecen conocerse bien como para que hayan venido hasta Liyue y hablar con él.
—¿Eh? —medio sonrió después de decir aquello, llamando la atención del alquimista. —Es un viajero, ha recorrido casi todo el continente... No es raro que conozca y sepa cosas como un ser neutral. ¿Te molesta que conozca al onceavo?
—No... —meditó un momento en su lugar. —Solo que, no veo la relación que tendrían y que se vean cercanos.
—Alguien parece celoso.
Al escuchar aquello, el menor se congeló en su lugar. Kaeya quiso reír, pero no sé lo pido permitir tanto como le gustaría al estar satisfecho con esa reacción después de que habían pasado tantas ocasiones en las cuales el joven alquimista parecía disfrutar de ponerlo incómodo con el tema de Diluc.
—Yo, no creo que sean celos. Solo que... cuando veo que habla con él, siento unas ganas horribles de golpearlo...
—Son celos. —concluyó Kaeya y el alquimista parecía un poco avergonzado. Después de debatir internamente si debía quedarse a qué su capitán se burla de él o si debía intervenir de manera "casual" en la animada conversación del Fatui con el viajero, eligió la segunda opción.
Estaba de acuerdo con Diluc al decir que los Caballeros de Ordo Favonius podían no ser de gran utilidad, pero Diluc también no les dio la oportunidad de disfrutar momentos tan simples como ese.
Comenzó a preguntarse que sería después de que todo terminara. ¿De verdad podrían dejarlo todo en el pasado? Aunque la verdadera pregunta era: ¿Qué había entre él y Diluc?
Sí, estaba seguro de que ambos habían compartido tiempo juntos, además de que abrieron su corazón uno al otro y no había que olvidar que se entregaron en cuerpo y alma. Aún sabiendo todo eso, tenía sus dudas sobre que vendrá después para ambos. Quería eliminar el pensamiento de que todo volvería a ser igual, quería convencerse a sí mismo de que no pasaría y lo más importa ahora era salvar a Diluc pase lo que pase, pero aún así...
Sería cuestión de tiempo.
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redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)
Fanfiction《❝ El maestro Diluc, dueño del Viñedo Amanecer, ha permanecido en boca de los ciudadanos de Mondstandt por tanto tiempo que circulan rumores sobre su nivel en el reino. Sin embargo, uno en particular ha despertado el interés en más de un individuo:...