F I N A L

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La paz ya no sería efímera, permanecería y eso significaba que el joven viajero no tendría más razones para estar en Mondstandt. Tenía certeza que Diluc, Jean, Kaeya, los caballeros y Dvalin darían lo mejor de si para que se mantuviera de esa manera por lo que debía continuar su viaje si eso significaba dejar Mondstandt por un largo tiempo.

Albedo no iba a detenerlo; comprendió que sería mejor así. Entendió el sentimiento humano de amar y dejar ir.

Diluc acompañado de los mencionados verían partir al viajero y le desearían surte en su aventura pues recién estaba comenzando. Una vez el cabello rubio del joven dejó de verse de entre el atardecer, Jean se alejó para continuar su trabajo siendo arrastrada por ese sentido de la responsabilidad mientras que Diluc y Kaeya regresarían a la bodega aunque está vez el menor se sentía un tanto extraño.

No sé refería a algo físico, un extraño pensamiento permanecía en su mente sin dejarle dormir en absoluto desde que presenció cómo el peso de los hombros del pelirrojo se marchaba: ¿que eran? ¿Amantes? ¿Pareja?

Sí, ambos se amaban y no había duda de eso; sin embargo, no sabía cómo poder llamarse.

El día solía ser completamente un martirio; no podía ser tan cariñoso con el pelirrojo como le gustaría. Por lo general al encontrarse solos podían darse un pequeño gesto como tomarse de la mano o besar la mejilla del otro como dos jóvenes salientes cuando era más que claro que llevaban bastante tiempo en el cual para nada podrían llamarse de esa manera cuando ocurrieron cosas de las cuales Kaeya de pensarlas sentía como su rostro ardía.

Después de una cena normal, la mente de Kaeya no estaría en paz hasta no poder hablar con Diluc.

La sensación de adrenalina que inundaba a Diluc al escabullirse hasta llegar a la habitación del menor era cosa de cada noche. Está de más mencionar que solo iba a verle dormir pues no era del todo así; la abstinencia de ambos por estar cerca uno del otro llevaba los besos hasta el límite y terminando con sus cuerpos desnudos tratando de recobrar el aliento.

Esa noche no sería la excepción pues tanto el pelirrojo como Kaeya habían estado aguantando por mucho tiempo el volver a sentirse de la manera que lo habían hecho anteriormente y, aún así, Kaeya no estaba bien consigo mismo. Diluc lo pudo notar al instante que dudó en corresponder a sus caricias y no dudó en alejarse.

—¿Qué ocurre? —su voz salió ronca. Estando sobre él y que se alejó mirándolo con notable preocupación. —Algo está en tu mente.

—No puedo ocultártelo, ¿eh? —intentó bromear, pero su expresión no ayudaba demasiado. —No encontraba momento para hablarlo contigo...

—Sea lo que sea y te preocupa puedes decírmelo.

Ahí estaban esas palabras llenas de preocupación y que aún no se acostumbraba a escuchar de su parte.

—Te amo, te amo con todo lo que soy y no dudo que también me ames, Diluc. Pero no creo poder seguir con esto, ocultándonos de la vista de todos y que el único momento que pueda besarte sea en las noches... —el contrario asintió comprendiendo eso en su totalidad. La vista del menor se fijó en un lugar de la habitación para continuar después. —¿Qué somos?

Diluc quedó en silencio un tiempo, probablemente también había tenido eso en mente.

—Durante mucho tiempo te ví como un hermano menor, hasta el momento en el cual entendí que no podría ser así. Creí que mi instinto de querer protegerte era porque habíamos crecido juntos... Supongo que siempre fue algo más que me rehusaba a ver por miedo —aquello sorprendió un poco al menor y regresó su vista a verlo. —. No me voy a perdonar todas las cosas que te dije alguna vez y que te lastimaron, simplemente creo que no veía la forma de alejarte de mi cuando en realidad te necesitaba más que nunca. Tal vez no tenga una respuesta, pero seguramente lo que somos está más allá, ¿no te parece?

redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora