VII

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Pasado de Diluc (II)

Su visión estaba borrosa debido al hambre y a una ligera deshidratación. Su cabello caía por sus hombros con un color opaco y el brillo característico de sus ojos estaba desapareciendo.

Había perdido totalmente la voluntad de mantenerse con vida después de esa experiencia. La poca suerte que llevaba consigo terminó cuando pudo encontrar a un viajero que le ofreció algo de comida, pero debido al miedo, no pudo si quiera pedirle un poco más o preguntar si había un lugar donde pudiese pedir ayuda.

–Pequeño, ¿vienes de lejos? –escuchó una voz y abrió sus ojos intentando poder divisar algo. Su instinto lo hizo alejarse tal cual un animal asustado y el hombre gente a él sintió una inmensa lastima. –No te haré daño, ¿tienes hambre?

Diluc asintió levemente tranquilizándose, la sonrisa del hombre frente a él era tan brillante que aún pese a su visión ligeramente borrosa podía ver duras penas y, un extraño sentimiento recorrió su cuerpo. La mano del hombre se puso frente a él y Diluc falló varias veces en tomarla hasta conseguirlo ayudándole también a levantarse del suelo. La mano del hombre tomó la del pelirrojo con un poco de fuerza intentando transmitirle calor cuando ambos comenzaron a caminar.

Diluc no lo sabía, pero estaba más cerca de Mondstandt, cerca de las entrañas del reino y que su cuerpo le impidió lograr llegar para recibir tal vez más ayuda. Sin embargo, ese hombre caminaba cerca del lugar de regreso a casa fuera de Mondstandt y, logró verlo apenas despierto recostado en una de las sucias y rotas paredes de ruinas.

–¿Cómo te llamas? –preguntó esperando al menos saber un poco de él, si sabía su nombre podría identificar la familia ya que en el lugar donde vivía, era muy común que todos llevarán una vida muy amena y compartida con otros. Diluc no pudo responder, su boca sabía a arena y la saliva no pasaba por su garganta por mucho que quisiera mientras trataba sin mucho éxito mantenerse de pie.

Tan pronto llegaron a casa del hombre, le sirvió agua y comida. Su sonrisa se hizo mayor al observar como este agradecía por la comida después de comer con tantas ganas. No le preguntó nada más; pensaba que el pelirrojo no quería hablar ya que se quedó en silencio un largo tiempo observando ahora el plato vacío frente a él.

–Diluc.

–Con que ese es tu nombre –susurró aliviado. –, ¿de dónde vienes, Diluc?

–De ningún lado. No tengo un hogar, no tengo quien cuide de mi... –pausó un momento y ahora lo miró. Su vista seguía deteriorada, pero al menos ahora ya no le molestaba tanto como antes. –Lamento haberle causado problemas.

–No digas eso, pequeño. Está bien– insistió en su lugar, la mirada de Diluc cambió repentinamente pensando en que tal vez estaba soñando. –. No sé a dónde quieras ir, pero puedes quedarte aquí si gustas.

–No quiero ser una carga...

–Para nada. Vivo solo con mi hijo, parece ser de tu misma edad y ahora está en el bosque trayendo algo de leña para esta noche. En serio, si no tienes a dónde ir, quédate con nosotros –rio levemente transmitiendo una confianza increíble. –. Mi hijo estaría feliz de tenerte.

La puerta fue tocada un par de veces y el hombre se levantó para abrir sabiendo que se trataba justamente de su pequeño hijo. La vista de Diluc estaba puesta en ese hombre siendo totalmente cautivado por su amabilidad.

Al abrir la puerta el niño entró a casa y después de saludar feliz a su padre, este le dijo que tenían una visita y Diluc pasó a mirarlo.

–Hola, ¿cómo te llamas?

–Diluc.

–¡Mucho gusto! Soy Kaeya.

redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora