XX

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—Capitán, el maestro quiere verlo.

Era de esperarse pues no habían tocado el tema desde la última vez que ambos se vieron involucrados en esa provocativa situación. También estaban actuando como siempre lo hacían, sin levantar sospechas de quienes estaban en ese lugar y también limitándose a mirarse uno al otro tratando el asunto de la investigación. Sin embargo, Kaeya estaba ligeramente preocupado sobre que pasaría después de eso, la idea de hablar con Diluc estaba ahí y estaba consiente de que el pelirrojo sería capaz de pedirle que dejara eso en el olvido por el bien de ambos.

Con la noche cayendo sobre Mondstandt y las tenues velas proporcionando una luz en su camino, se acercó a la oficina sin estar seguro de si eso se trataría todo. No asistía a la oficina que no sea para tratar el tema de la investigación e irse tan rápido como podía. Ahora no podía escapar.

No sé molestó en tocar la puerta pues no sentía la necesidad de hacerlo ya que fue llamado para estar ahí, igualmente casi no tenía respeto por la privacidad del mayor. Cerró la puerta detrás de él y caminó hasta sentirse más o menos cómodo en ese sofá color vino testigo de lo de aquella ocasión.

—Al fin apareces —pronunció soltando un suspiro, estaba cansado de mirar todos aquellos libros y archivos de la investigación que incluso mantenerse despierto era una batalla consigo mismo. —. Seré breve porque no quiero lidiar demasiado con el tema y seguramente tú tampoco.

—Depende de que tema. Si quieres hablar sobre la investigación podemos hacerlo mañana a primera hora, pero si se trata del otro tema será mejor no hacerlo.

—¿Por qué? —frunció el ceño confundido.

—¿En serio lo preguntas? Diluc, casi estamos en problemas con Albedo por la marca que me hiciste... —de solo recordarlo giró su cabeza e hizo presión en sus labios tratando de no aceptar que de verdad eso le había gustado. Sin embargo, una pequeña parte también le indicaba que estaba mal.

—Debía hacerlo, necesitaba comprobar una cosa —llevo sus manos hacia adelante y recargó sus codos sobre el escritorio. —. Si me lo preguntas, no parecías que no te gustara.

Kaeya gruñó pues el mayor había dado en el clavo. Disfrutó ese momento, cada segundo de esa situación y deseaba hacerlo de nuevo. Constantemente luchaba contra ese pensamiento desde que comenzaron a actuar como si no hubiese sucedido nada, y lo molestaba tanto el hecho de que Diluc de verdad quisiera ser breve y claro casi como si no le hubiese significado nada.

—¿Podrías solo decirme para que me querías ver?

—Porque quiero repetir lo de ese día.

—¿Qué? —susurró creyendo haber escuchado mal. —¿Estás loco? ¿El vino de Mondstandt te está haciendo decir cosas tan ridículas?

—A diferencia de ti, sé moderar mi consumo de vino y contestando a lo anterior: no estoy loco, estoy hablando seriamente contigo.

Kaeya río aún sin creerse lo que estaba escuchando de Diluc. ¿Acaso también había disfrutado de ese momento tanto como él? No podía ser según a su opinión ya que ese no es el Diluc que conocía. El pelirrojo de su memoria hubiese actuado como si nada y pedirle olvidarlo. Ahora estaba siendo un panorama completamente fuera de su entendimiento.

—Espera, no lo entiendo... —negó continuamente.

—No tienes que entenderlo, Kaeya. Soy tu superior, estoy sacrificando tiempo que podría utilizar en cualquier otra cosa y lo hago porque eres un idiota que puede estar al borde la muerte y —continuó medio sonriendo. —, soy todo lo que tienes. ¿No es verdad?

—No parece ser una orden. Parece que tú de verdad quieres que sigamos con esto...

—¿Tu no? —preguntó haciendo énfasis en esas dos palabras manteniendo esa sonrisa en su rostro. Kaeya abrió sus ojos sin saber que responder, sus palabras estaban atrapadas en su garganta asimilándolo todo.

redbook ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora