Quizá él no se diera cuenta por completo, sin embargo, como ya se estaba haciendo costumbre en los trabajadores, más de uno quiso pasar intencionalmente por el exterior de la sala para comprobar que era cierto.
DongHae estaba en la mansión.
Se notaba ansioso desde que ingresó. Pero no por eso dejaba de ser un alivio tenerlo cerca.
La mayoría apostó que jamás pisaría un kilómetro a la redonda de ese lugar.
Y, como siempre, Hae los sorprendía tomando las decisiones menos esperadas para muchos. Cualquiera ya habría renunciado desde el primer momento. Sin embargo, el aferrado muchacho parecía inmune a los desplantes.
O eso se debía a la buena paga que recibiría, o de verdad estaba contento con la rareza de su trabajo que conllevaba recibir rechazos y visitas repentinas a la piscina.
La presencia del universitario los intrigaba tanto.
No atinaban a descubrir sus verdaderas intenciones.
Pero vaya que los resultados de sus "terapias" destacaban a leguas.
Hyo Yeon ingresó por la enorme puerta cargando una bandeja con canapés.
Cuando Hae la notó tuvo un malestar por todo el cuerpo. Aun así, se puso en pie para ayudarla hasta llevarlo todo a la misma mesa donde colocó el tulipán recién nacido. Apenas una esfera verde y pequeña que no adquiría verdadera forma de flor.
—No sabía que Lía vendría —trató de esconder su decepción. Dedujo, por la preparación de los bocadillos y las limonadas, que ella estaría pronto acompañándolos para hacerle pasar más vergüenzas. No tenía cabeza para tolerar algo así en esos momentos—. Creo que mejor vengo más tarde —se apuró él sosteniendo sus cosas.
—Pero, joven DongHae, Lía no estará por aquí —exclamó una apresurada Hyo—. Todo esto es para ustedes nada más —Hae la observó con gran desconcierto. Ella dio un par de pasos para quedar más cerca del castaño. Se puso una mano cerca de la boca con la intención de bloquear el sonido de su voz que pudiera ser escuchado por algún fisgón—. Verá. Ayer el señor Hyukjae le pidió a la niña Lía que... —escucharon cómo alguien se aclaraba la garganta.
Ellos miraron hacia la puerta.
El mayordomo más serio de la historia los veía con reprobación.
Las mejillas de Hyo se colorearon de un dulce rosado. Hizo una reverencia hacia DongHae y antes de irse lo miró por largo rato con una intensidad suficiente para dejarle claro que ella tenía algo sumamente importante por contarle.
Cuidadosamente asintió hacia su infantil amiga para asegurarle, silenciosamente, que encontraría el momento para buscarla y así ella descociera sus ganas de decirle todo lo que se estuviera guardando.
Justo cuando Hyo abandonó la estancia, el mayordomo la siguió y Hyukjae ingresó con el sonido bisbiseante de su silla automática.
Por error sus ojos se encontraron; ambos bajaron la mirada al instante.
DongHae volvió a dejar su mochila sobre el sillón. Tomó asiento en la orilla con una incomodidad evidente. Sus dedos se apretaron sobre las propias rodillas.
No quiso levantar la mirada a pesar de que la silla de ruedas ya estaba frente a él a un metro de distancia.
Únicamente se aventuró a observarlo de manera fugaz. Estuvo a punto de volver a desviar su atención, pero sus curiosos ojos se posaron otra vez sobre el cuerpo de Hyukjae.
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Efecto Placebo [EunHae]
FanfictionDel arte de la curación y otras delicias. Deriva los resultados de un medicamento, pero no tiene ningún principio activo que lo clasifique como tal, es decir: la perfecta dosis de un Lee DongHae para un Lee Hyukjae. También funciona a la inversa.