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Quince


O tal vez sólo diez minutos en la misma posición.


Uno, preguntándose todos los sucesos que seguían envolviendo a la persona que en apariencia se había abierto a él hasta las últimas consecuencias sin dejar ni un solo cabo suelto que pudiera someter la situación a más dudas.


El otro, considerando por primera vez en mucho tiempo que esconderse comenzaba a resultar cansado.


Por supuesto, Thompson ya había puesto en contexto a Lee DongHae apenas llegó a la mansión. Ahondó en ciertos detalles como la existencia de una invitación sin remitente dado que no era necesario al saber de parte de quién venía.


Los antiguos amigos de Hyukjae.


Caras y nombres que repetían el ritual cada año como quien espera la llegada de un milagro que traiga mejores resultados de los esperados.


Ya mucho tiempo había pasado desde el accidente. Incluyendo también el repentino cese de amistades en las que el pelinegro dejaba en claro lo poco abierto que estaba a continuar ligado al mundo del ciclismo.


Aun si eso conllevaba cortar lazos.


Cerrar su corazón.


Cerrar las puertas de su casa a quienes no parecían estar de acuerdo con esa inesperada modificación afectuosa.


DongHae atravesó la sala al fin sabiendo que, a pesar de ya haber permanecido en la entrada por buen rato, Hyukjae no le había notado siquiera.


Quiso ignorar aquella tarjeta blanca sobre las manos de su novio cuando le apretó uno de los hombros atrayendo su atención de golpe.


—¿Estás listo? —aquel que se mantuvo toda la mañana entre dudas y recuerdos sólo pudo sorprenderse y extrañarse al mismo tiempo. Primero, por la llegada de el ser que con sólo ver le volvía la mente al cuerpo y, segundo, por la pregunta aparentemente sin sentido—. ¿No te había dicho? —se colocó en cuclillas para quedar a su altura—. Hoy será nuestra primera cita "formal" —continuó el universitario que aguantó las ganas de leer el contenido de lo que seguramente era la invitación de la cual Thompson le habló antes de entrar.


Hyuk afirmó con una sonrisa. No necesitó preguntar o ahondar en detalles para demostrar lo feliz que le hacía la idea.


Hae esperaba una respuesta algo más enérgica. Sin embargo, ambos se mostraban en un modo demasiado dubitativo e introspectivo como para querer preguntar.


Empezando por el pelinegro que no mostró ni un atisbo de oposición ni siquiera cuando el otro se colocó detrás para empujar la silla de ruedas y sacarlo del pasillo de la mansión.


Lo detestaba. Con el tiempo Hyukjae había formado una opinión bastante válida con respecto a ser escoltado por otras personas. Sobre todo, tratándose de Hae. Afirmaba que el hecho de ser empujado le impedía ver la cara de la persona que le atraía. Además de que encontraba así cierto gusto por nivelar la situación.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora