Efecto Placebo [EunHae]

76.

—No pienso decirlo otra vez: hazte a un lado —.

—No —.

—Mierda, que te quites —.

—No —.

—¡Lee DongHae! —.

—¡Lee Hyukjae! —gritó el otro con una sonrisa burlona en el rostro.

La forma más efectiva de enfrentar aquello no podía ser otra mas que la de optar por actitudes descaradas y tan frustrantes como las que al castaño solían dársele de maravilla.

Llevar todo a la rabia.

Al no retorno.

Al punto máximo.

A ese grado en el que explotar ya no es opción, sino una terrible necesidad.

En el fondo aquel universitario no dejó de temblar desde un inicio.

Cuando se aventuró a idear los planes de su insistencia para que Hyukjae recobrara la compostura y dejara de hacerlo a un lado, aún cargaba con una serie de dudas que no le permitían mostrarse del todo fuerte.

Por momentos flaqueaba. Las piernas casi le fallan.

Nana se lo dijo. No sería fácil, pero al menos necesitaba conseguir esas explicaciones.

Y, de igual forma, que el pelinegro escuchara todo lo que se estuvo guardando cuando la relación llegó a su fin.

Porque sí. La abuela se lo advirtió. Que no se trataba de rogar un cariño, sino de que Lee DongHae se hiciera escuchar por alguien que se encargó de tomar todas las decisiones sin consultar ni una sola. Entonces, si al final resultaba que las cosas seguían de igual forma, sería momento de retirarse.

Levantar la voz.

Escuchar a Hyukjae.

Escuchar sus propios argumentos.

Entender-se.

Porque, si a pesar de ello accederían a separarse, Hae necesitaba convencerse a sí mismo de que era la única salida para al menos retirarse dignamente y sin cabos sueltos.

Por eso no podía bajar la guardia aún cuando su miedo siguiera instalado en la profundidad de aquellas acciones.

Era ya el momento de encararse sin huir y, sobre todo, sin que sólo uno fuera capaz de dirigir el camino que les esperaba a ambos.