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Jung Soo y Sora pausaron su viaje de bodas.


Ciertamente aseguraron que por ahora preferían esperar a que las vacaciones de invierno llegaran para poder aprovechar al máximo los sitios que deseaban visitar fuera del país, pero, a pesar de ello, una sensación de culpa rondaba por el ambiente.


Pidieron varias veces que no les abrumara la sensación de culpa cuando Nana sugirió pasar los días con su nieto en un hotel. En primer lugar, porque seguramente eso los expondría de inmediato. Y sobre todo dado que la preocupación hacia DongHae iba en aumento conforme los días transcurrían.


Comieron en silencio acompañados por el desayuno tan pintoresco realizado por la abuela. Tan callados a pesar de que había muchísimo por decir en la mesa. Cosas que no se atrevían a formular. Preguntas inquietantes que no alcanzaban a tomar sentido en sus cabezas porque ya mismo se avergonzaban de intervenir en algo que no les concernía.


DongHae salió de su habitación entrado el medio día luego de asegurarse que la visita de la señora Lee fuera momentánea.


Se sentó a la mesa sin querer levantar la mirada de quienes se acompañaban en la pequeña sala y le siguieron por su recorrido casi sonámbulo por el apartamento.


La madre de Hyukjae habló de un comunicado entre su urgencia por llevarle los bocadillos que ella misma preparó con miras a que, sobre todo, fueran del agrado de Lee DongHae.


Y justo cuando Nana se ofreció a tenderle un emparedado con mermelada a su nieto, Jung Soo encendió el televisor en el primer canal de deportes que encontró.


La rueda de prensa iniciaba.


El tumulto era tal que incluso parte de aquel teatro se volvió tendencia por unos minutos. Y aunque el locutor dio entrada a la improvisada entrevista con un resumen fantasioso de los hechos que también envolvían al castaño éste no quiso voltear para mirar el rostro de quien, una noche antes, le había pisoteado el corazón para arrebatárselo y arrojarlo desde el séptimo piso de aquel lujoso edificio.


Lee DongHae sorbió de su té.


El estómago se le contrajo, pero no por el sabor del líquido, sino por el automático reconocimiento auditivo que hizo cuando alguien al fondo tomaba la palabra de aquello.


"Lo único que pido es respeto".


Su voz parecía fatigada.


¿O serian nada más los delirios desesperados de DongHae por pensar en su caótica mente que Hyukjae también se sentía tan triste como él?


"Esto ha excedido todo límite deportivo que pudo estar relacionado conmigo en su momento".


Se relamió los labios.


La mermelada le supo amarga.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora