Efecto Placebo [EunHae]

55.

Un trago amargo por una dicha.

Así pensaron los dos cuando, cuidadosamente y recordando las primeras terapias a las que se enfrentaron donde Hae terminó mojado y encolerizado, ingresaron a la piscina con toda la confianza que ameritaban los nuevos tratos.

Ahora Hyukjae no se quejó de ser el único que ingresara al agua.

Así como DongHae optó por el comportamiento más profesional que le fue posible para pedirle ciertos ejercicios.

Sentados en la orilla con los pies dentro del agua, ambos repasaron silenciosamente los frutos obtenidos de una buena organización en su reunión.

Y todo gracias a una confianza inaudita.

Terminado su trabajo de rutina y a pesar de todo Hyuk no tuvo tiempo ni ganas de lamentarse al ver como Hae movía de atrás hacia adelante sus delicados pies provocando olas continuas a lo largo de la piscina. Claro que hubiera deseado como nunca reproducir el mismo movimiento. O, por qué no, estirar un pie y rozar el del castaño. Acariciarle bajo el agua. Reír al salpicarle.

En lugar de eso, sonrió por las agitaciones irregulares del universitario que sólo accedió a mojar esa zona de su cuerpo para hacerle compañía mientras descansaba de su acelerada rutina.

—¿Agotado? —preguntó Hae con la sonrisa más orgullosa que le fue posible.

—Eres un tirano —Hyuk agitó la toalla contra su cabello que no dejaba de gotear.

—¿De quién fue la culpa? —alzó los hombros—. ¿Mía? ¿O del bobo que pensó que yo sería suave? —.

Ese hubiera sido un momento perfecto para salpicarlo.

Pero los pies de Hyukjae ni siquiera sentían la acuosidad entre los dedos.

En su lugar, sencillamente devolvió la sonrisa. Casi al mismo tiempo ambos desviaron el rostro avergonzados de algo que todavía no comprendían por completo.

Volvieron a guardar silencio.

Porque, aunque ya estuviera claro lo diferentes que eran, en sus cabezas se desarrollaba una profundización que los hacía más y más conscientes de cada característica opuesta en cada uno por muy mínima que resultara.