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Por supuesto, Hyukjae no se cansó hasta arrojarle todas las almohadas que tenía sobre la cama.



Aún con las pocas fuerzas que llevaba encima debido a la fiebre que lo atacó por la noche, eso no le impidió expresar la irritación que se coló por su cuerpo apenas vio a Lee DongHae ingresando a la habitación como huyendo de una persecución de vida o muerte. Agitado, sudoroso, con las gafas a punto de resbalarse de su nariz, dos mascarillas negras [una encima de la otra] cubriéndole la boca y con los guantes de látex en sus manos.



Parecía como si hubiera entrado a un laboratorio.



—¡Largo, Lee DongHae! —le lanzó la última almohada con demasiada fuerza para dar en la espada de éste. Pero el aludido sólo reía a cada impacto levantando las manos para cubrir su cabeza y girándose del ataque con la intención de esquivar.



—Eres un germen viviente. Así parecía por todo lo que me dijeron allá afuera —exclamó aguardando a que se detuviera. Sostuvo una almohada del suelo. Misma que usó como escudo para acercarse aún sabiendo que el otro ya no tenía ninguna munición.



—Exagerado. Imprudente —la mandíbula de Hyukjae se veía tensa. Muy tensa.



Detestaba que DongHae usara su parálisis para aprovecharse sabiendo bien que no habría forma de que él lo sacara por su cuenta. O que huyera para no verlo.



Aunque puede que eso, lejos de ser un molesto método, tuviera cierta ventaja para dar a ambos el alivio que ningún remedio casero les traía.



¿Darse por vencido? Jamás.



Siempre que Hyukjae quisiera huir, DongHae correría hasta él. Justo como cuando se conocieron.



—¿Exagerado yo? —el castaño se trepó a la cama a gatas. Hyuk negó tratando de retroceder al empujarse con las palmas de las manos. Queriendo evadir a toda costa un contacto.



Pero el otro parecía acecharlo en cada avance con las rodillas. Decidido a concertar todo eso de lo que Hyukjae deseaba alejarse. Contento de verlo aterrado. Feliz de haberlo encontrado. Hae se detuvo para cruzarse de brazos imitando la voz de Thompson en un tono absurdamente grave y burlesco.



"El muchacho dio órdenes explícitas de no dejarlo entrar" —entrecerró los ojos con total reprobación—. Eres tan infantil —.



Hyuk desvió la mirada. Resignado de saber que el terapeuta no se daría por vencido y, peor aún, que esa suerte de persecución comenzaba a gustarle.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora