12.

443 85 22
                                    


—Así no —murmuró Hyukjae estirando su mano para apoyarla sobre el libro nuevo de DongHae con toda la intención de bloquear e interrumpir la sistemática lectura.



Éste no tardó en mostrar su desconcierto y la clara incomprensión de tal acción. Creyó innecesario emprender su labor pintoresca siendo que el ejemplar para asimilar la estructura del tulipán ya lo tenían justo frente a sus ojos. Palpable e inmediato para ambos.



Los dibujos saldrían sobrando.



El glosario, efectivamente, a pesar de tener una cubierta tan moderna y preciosa seguía careciendo de color al interior. Las dimensiones eran mucho más grandes por lo que veía necesario apoyar el texto sobre sus piernas para evitar cansar su agarre.



La fuente de la letra tenía mejor visibilidad.



La distribución de los elementos era mucho más ergonómica.



Sin embargo, su tarea seguiría consistiendo en dar vida propia a las flores a través de sus bocetos. Más que llevarse un crédito innecesario al dibujar la silueta calcada de cualquier ilustración, Hae adquirió la táctica de recitar y colorear desde muy chico.



Cuando Nana todavía no le permitía ingresar a los invernaderos para ayudar debido a la inexperiencia de sus manos.



Mientras ella plantaba el tallo de una orquídea a lo lejos, DongHae le daba vida a la misma flor en su cuaderno. También le recitaba en voz alta los datos que se le grababan de su previa lectura sobre la orchidaceae.



Hae nunca supo dibujar sin ayudarse de esquemas extraídos de cualquier libro o revista. Por tal motivo detestaba que lo felicitaran por un talento que no tenía. Únicamente remarcaba, coloreaba, repetía información.



Para ser artista necesitaba gozar de una mente menos limitada.



Que le dedicara tiempo a la belleza.



No como él quien vivía con un reloj instalado en la cabeza pensando que necesitaba ser útil en otras cosas para poder destacar. El estudio era su refugio. Aprendía y comprendía. Pero jamás apreciaba con los verdaderos ojos de un niño entregado a las maravillas del mundo.



Posiblemente por eso requería de ayuda cuando se trataba de colorear. El alcance de su mente contorneada por las esquinas de un cuadrado no le dejaba procesar la mejor forma de degradar un tono y llevarlo a otro sin previas sugerencias. O de cambiar un color delicadamente sin que se notara la brusca transición.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora