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Pudiera echarle toda la culpa a los rayos del sol que venían desde la ventana. O a la inevitable iluminación que aparecía por la habitación apenas amanecía. Pero lo cierto era que DongHae no tenía justificación alguna a lo que hizo apenas sus ojos se abrieron entrada la madrugada.



Despierto por motivos que cualquiera en su situación entendería, pensaba que desaprovechar lo que acontecía a un lado de él era tan horripilante como conciliar el sueño sabiendo que éste lo abandonó apenas estuvo en la cama.



Aun así, en ínfimos lapsos se sentía culpable.



A veces sus párpados caían de puro cansancio o remordimiento por la invasión de privacidad que consideró violentar cuando sus intenciones desvergonzadas se volvieron más fuertes que nunca.



Luego se abrían de nueva cuenta.



Entonces arrojaba la culpa a un frasco de futuros arrepentimientos a los que huiría aún si las circunstancias lo abrumaban tanto como para acelerarle el corazón cada dos minutos igual que en ese momento.



Y como su rostro estaba direccionado al mismo sitio, sin querer moverse ni un centímetro o evadir la verdad de sus deseos acorralados por la delicia de dos labios naturalmente abultados, una pequeña nariz a juego y la redondez bien disimulada de un par de pómulos, dejaba que todo de sí se abriera a la delicia del panorama.



Hyukjae dormía con una comodidad envidiable.



Suspirando en una que otra ocasión.



Emitiendo débiles sonidos guturales que le aguzaban la voz más de lo normal.



Moviendo la cabeza a un costado u otro.



Y, finalmente, conteniendo el aire por segundos para dejarlo salir en una prolongación que casi acariciaba el rostro de Hae.



¿Qué pensaría él si le dijera el castaño lo poco que durmió debido a sus ganas de observarlo?



Una noche no bastaba.



Unas horas jamás serían suficientes.



Aun así, al menos ayudaron para hacerle comprobar que quería más de aquello por muchísimo tiempo.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora