Con los recipientes de comida ya apilados en la única mesita del apartamento Hyukjae se sintió todavía más curioso que antes. Veía colores extravagantes. Tonalidades de naranja y rojo que auguraban un seguro encuentro con el picante que, curiosamente, le llevaba a sentirse más y más atraído por su convite.
Claro que DongHae especificó: "no te excedas o podría hacerte daño".
¿Pero cómo ponerse un alto a sí mismo ahora que todo a su alrededor desprendía aromas tan exóticos, diferentes y atractivos?
Así, cubierto por las capas de vapor que salían de los alimentos callejeros, el pelinegro se bañaba entre la combinación de esencias para atormentarse y aumentar sus deseos de probar cada platillo frente a sus ojos.
De rojo miraba la espalda de DongHae quien preparaba los vasos con soda y unos cuantos cubitos de hielos.
Luego volvía la vista a su comida.
Realizaba una mueca.
Demasiada tentación. Sus dedos cosquilleaban queriendo ya tomar los palillos para retomar su fiesta de aperitivos.
El castaño se dio vuelta con los vasos.
Fue a donde su novio y se arrodilló en el otro extremo para depositarlos en el centro.
—Listo, ya puedes... —levantó la mirada; Hyukjae ya tenía las mejillas abultadas—. Comer —concluyó Hae entrecerrando los ojos. Aunque casi al instante mostró una sonrisa satisfecha. Por lo menos con esos impulsos se daba cuenta de lo bien que el otro recibía el cambio inesperado de banquetes comparado con lo que estaba acostumbrado a ingerir.
Y tras probar los pastelillos de arroz bañados en salsa con queso derretido, Hae comprobó que también empezaba a 'malacostumbrarse'. La madre de Hyo se empeñaba tanto en cuidar de ellos que no aceptaba prepararles cualquier cosa.
Siempre todo balanceado.
Cantidades moderadas.
Abundante, variado, saludable.
A veces también es necesario salirse un poco de la norma. Y qué mejor que hacerlo junto con Hyukjae. A escondidas. Metidos en un sitio tan pequeño que parecía más su guarida o su casa del árbol que el hogar del universitario.
Así, ambos sentados uno frente al otro sobre sus respectivos cojines, se dedicaron a alimentarse entre expresiones de sorpresa como resultado de lo bien que sabía cada preparación.
Una que otra vez Hae le enseñó a combinar los bocadillos. Hundía su banderilla en el cuenco de tteokbokki. Bañaba la punta con la salsa y la acercaba a la boca de Hyukjae para que diera la primera mordida. Luego repetía su ritual, pero ahora para comer él mismo.
Alimentarse, ciertamente, ya se volvía parte de sus acuerdos silenciosos y sus confianzas inesperadas.
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Efecto Placebo [EunHae]
FanfictionDel arte de la curación y otras delicias. Deriva los resultados de un medicamento, pero no tiene ningún principio activo que lo clasifique como tal, es decir: la perfecta dosis de un Lee DongHae para un Lee Hyukjae. También funciona a la inversa.