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Hablar de un instrumento que mida las reacciones de determinado individuo a partir de ciertos estímulos supone, por supuesto, un avance de la modernidad que consiente deambular por factores sociales o psicológicos más o menos inalcanzables para las ciencias exactas.



Se dice que a través de distintos descubrimientos, aplicaciones y comprobaciones se observan las diferencias hemisféricas del cerebro para saber, por ejemplo, qué zona es más afectiva o cómo se reacciona ante algunas motivaciones.



El hemisferio derecho absorbe lo negativo; el derecho, se caracteriza por un planteamiento más analítico y objetivo frente a algunas circunstancias.



Pero, aun si los años pasan y estas funciones junto con otras más se logran dilucidar gracias al progreso tecnológico, ¿cómo medir el grado de atracción que una persona siente por otra?



¿De qué forma se puede saber si el rostro, las manos, los pies y todo eso que conforma a un sujeto son lo suficientemente atractivos para desear tenerlos cerca?



Para querer acariciarle la piel. Apretarle los brazos. O besarle los labios.



DongHae frunció el ceño. Se estrujó el puente de la nariz con dos dedos. Dio un suspiro profundo antes de volver a colocarse los lentes que le parecían molestos después de toda una semana sin usarlos.



Metió los dedos entre los bolsillos de su pantalón para aguardar.



La primera punzada sobre la cabeza le cayó al ver a Hyukjae saliendo de la casa con una caja enorme entre las piernas y una sonrisa brillante en el rostro.



Nana caminaba a su lado explicándole de qué estaban hechas cada una de las mermeladas y panecillos que preparó para los padres del chico sobre la silla de ruedas.



Tan entregados a su mundo sin siquiera sospechar de la revolución que crecía en la mente de DongHae.



—La señora Lee estará encantada de verlos otra vez —Ray se colocó al lado de éste también observando a quienes parecían lo suficiente ensimismados en su conversación como para hacerles caso.



Los ojos de Nana se mostraban ligeramente hinchados igual que los de DongHae.



Sólo que los de ella, por la despedida de los dos chicos que tanta vida le dieron en cuestión de días. Los del otro, por la desventura de saberse cada vez más perdido en la incomprensión de sus propios sentimientos.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora