Especial: Pepero

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Por quinta vez DongHae emitió un cansado suspiro en el que, además de tener verdaderas ganas por expresar su agotamiento, buscaba también que aquello llegara a oídos del otro.

Si el pelinegro continuaba de esa manera terminaría por formar un agujero en el pasillo.

A decir verdad, por momentos encontraba divertida la situación. Le veía chocando con más de un estudiante y pidiendo disculpas sin levantar la cabeza.

Alzaba una ceja al advertirle revisar sus anotaciones en aquella hojita marcada con distintos colores y tipos de letra que tan afanosamente se encargó de detallar un día antes.

Hae se cruzó de brazos recargando la espalda sobre la pared.

Aguantó las ganas de reír tras mordisquearse el labio inferior.

Hyukjae volvió a chocar.

Se disculpó a ciegas.

De inmediato continuó con su estado nervioso que, según el propio Thompson, era mucho más intenso que cuando solía participar en aquellas carreras de antaño televisadas y transmitidas por varios medios. Con miles de personas a su alrededor esperando a por la victoria o por un error para condenarlo para siempre.

Y pensar que ese tipo de sucesos los supo manejar de maravilla, pero ahora se volvía sólo un chico torpe que no lograba acostumbrarse a la vida universitaria.

Le recordó a un niño aguardando su turno en la fila de los juegos mecánicos.

Alegre, sí. Pero, sobre todo, con un miedo que le consumía conforme el reloj avanzaba para que su turno llegara.

Tierno.

Molesto.

El castaño no podía evitar pensar que lo era en sumo grado.

Tan poco control presumía su novio como para llevar todo a los extremos.

Rodó los ojos al contar la sexta vuelta en los últimos dos minutos.

Nauseabundo.

¿Es que Hyuk no percibía los efectos de su insistente andar?

—¡Quieres detenerte ya? —en un par de pasos le tomó del codo provocando que éste saliera de su repetición exhaustiva de términos y definiciones que navegaban por su cabeza desde hace más de una semana—. Me estás poniendo ansioso también, te lo juro —le soltó irritado para luego girarse rumbo al aula correspondiente.

No avanzó ni tres pasos en soledad pues ya era perseguido.

—¿Por qué estás tan tranquilo? —se quejó el pelinegro entre su torpe andar dado que continuaba chocando con una que otra persona al ir detrás de aquel universitario que no parecía tener siquiera un gramo de preocupación encima.

La época de exámenes llegó demasiado pronto como para que Hyuk volviera a acostumbrarse.

Aún se creía bastante mayor para pasar por eso nuevamente, sin embargo, la idea de poder concluir sus estudios se le presentó más y más apetitosa si eso significaba disfrutar del último año escolar de Lee DongHae estando juntos.

La gente los clasificó como 'la pareja del momento'.

Claro que los asechos nunca se detuvieron. No obstante, con el tiempo fueron adoptando más tintes positivos en los que incluso el club de fans revivió avalado por la relación melosa, caótica y tan poco usual como lo era la de ellos.

Efecto Placebo [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora