Capítulo 7

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Resolviste tu cabello, suspiraste. Fue un momento incómodo y ahora no querías ver a nadie más, quizás se notaba en tu cara. Ella es muy bonita en realidad y pronto cumplirá la mayoría de edad (seguramente). Tragaste saliva, acomodaste tu cabello y entraste a la sala de profesores, donde sólo se encontraba Gyomei y Kanae.

—Buenas tardes, con permiso —pasaste haciendo una reverencia y te dirigiste a la de cabello azabache.

—¿Necesitas algo, ______-chan? —preguntó ella mientras volteaba a verte.

—Quiero pedirle un favor, tengo un regalo para Shinobu pero quiero que sea una sorpresa. ¿Podrías dárselo? Por favor.

Ella sonrió con amabilidad mientras recibía la bolsa.

—¡Lo haré con gusto!

—¡Muchas gracias! —hiciste una reverencia. —¿Puedo pedirle algo más? Se trata de una pregunta...

Asintió.

—¿A Shinobu realmente le gustan los insectos?

Kanae se confundió debido a tu pregunta tan repentina, ella pensó que era un tipo de broma y rió. Reíste nerviosa junto a ella, después de lo que sucedió con Rengoku y aquella chica te incómodo cualquier tema relacionado a alguna relación. ¿A eso se refería Shinobu? Quizás todo comenzaba a tener sentido y las piezas se unían poco a poco en tu cabeza. Te perdiste tanto en esos pensamientos que Kanae tuvo que sacarte de ellos. Con unas palabras amables dijo que cumplirá tu favor y luego te despediste de ella y Gyomei. Saliendo así de la sala de profesores. Encontrando a Rengoku por el camino pero caminaste tan rápido y distraída que lo ignoraste.

Dejándolo confundido.

El rubio entró a la sala de profesores y se acercó a Kanae.

—Necesito una recomendación —habló el mayor. —¿Conoces una buena florería? Quiero algo bonito para ir a visitar a mi madre...

—¡Oh! Conozco el lugar perfecto —respondió mientras tomaba un papel y anotaba una dirección.

• • •

Pasar rodeada de flores toda la tarde es tranquilo, por lo menos ahora que te calma su aroma. La dueña te encargó el lugar debido a que tenía una cita con alguien, suspiraste mientras te recostabas en el escritorio. Tantas indirectas sobre relaciones y amor que te sentías abrumada, normalmente esto sucede debido a tus calificaciones, pero ahora lo único que te molesta son tantas referencias al amor. Te encuentras confundida, no dejas de pensar en lo que sucedió en la tarde; encontrarte con Mitsuri, la información que Shinobu te dio y tus propios sentimientos confusos. Todo dejaba de tener sentido y se convertía en un hilo muy enredado y revuelto.

Suspiraste.

Te levantaste para regar las plantas del lugar, fue entonces cuando les hablaste.

—Ustedes son tan lindas y no tienen este tipo de problemas... —suspiraste para después observarla. —¿Realmente me volví tan loca como para hablar con las plantas? Por lo menos mejora su crecimiento el decirles cosas bonitas.

—Buenas tardes —te sobresaltaste en cuanto escuchaste una voz.

Tragaste saliva.

¿Te escuchó hablar? Esa se había vuelto tu preocupación, tus manos temblaban y tu nerviosismo era más que nada notorio.
Aumentó en cuanto volteaste a verlo, la iluminación del lugar y la música relajante, no hicieron que te calmaras. Por tu mente sólo pasó una obvia palabra: guapo... Fue entonces que te percataste por completo que se trata de tu maestro de historia. Él tenía una expresión de sorpresa que de inmediato se convirtió en una sonrisa. Se acercó al mostrador en cuanto volviste a tu lugar.

—No sabía que trabajabas aquí —comentó con calma.

—Yo tampoco me esperaba llegar a verlo aquí —tu nerviosismo no pudo ser mayor.

—Recibí una buena recomendación —sonrió cerrando los ojos. —No me arrepiento de haber venido, parece que disfrutas este trabajo.

Los abrió nuevamente mirando hacia todos lados.

—Parece que también les agradas, son las flores y plantas más bonitas que he visto.

No me eche flores¹ sólo por ser su alumna, Rengoku-san —comentaste con una risita. —Esto también se debe a la dueña del lugar, ella me enseñó a cuidarlas bien.

—Al parecer ahora sólo te encuentras tú. Venía planeando comprar unas flores en específico pero ahora que te vi, ¿por qué no me das una recomendación?

Tu mente casi queda en blanco, tragaste saliva. Parecía estar coqueteando contigo, quizás sólo eran imaginciones tuyas pero eso no le quita lo extraño. Volteaste a ver a todos los lugares, caminaste hacía unos lirios y los señalaste.

—Me gustan estos, si se lo va a regalar a alguien puedo hablarle de los significados.

—¡Por favor!

Sonreíste.

—Mis favoritos son los rojos, significan amor. Los blancos son pureza e inocencia y los amarillos gratitud y alegría —empezaste a hablar. —Rengoku-san, si se los va a regalar a su pareja entonces podría recomendarle las flores de loto rojas. ¡Si desea puedo hacerle un ramo!

—Cuentame más sobre la flor de loto —dijo en un tono sútil mientras se sentaba en la banca dentro del local.

—La flor de loto suele considerarse pura en el budismo, debido a que puede crecer en aguas turbias y estar limpia. En el hinduismo está asociada con la belleza y la eternidad. El simple hecho de regalar flores de loto a su pareja, algún familiar o derivado puede representar todo el amor que siente por esa persona.

—Realmente sabes mucho —se paró y se acercó a ti. —¿Lo ves? Aprendes con lo que te gusta, pudiste recordar esos datos tan fácilmente porque puedo darme cuenta el cariño que le tienes a las plantas.

Revolvió tu cabello, te sonrojaste mientras bajabas la mirada. Tus mejillas se pusieron calientes y tu corazón latía con fuerza, tragaste saliva. Tus nervios habían desaparecido por un momento pero en cuanto Kyojuro te tocó tus nervios volvieron peor que antes. Lo miraste a la cara una vez alejó su mano de tu cabeza y sonreíste. Él se cruzó de brazos, pensativo.

—¡Quiero que me armes un ramo bonito! Agrega tus recomendaciones, sé que será algo especial. De seguro a mi madre le gustará mucho.

Todo tu rostro se puso súper rojo. Te diste media vuelta para dejar de verlo y pusiste manos a la obra en armar su ramo. "Fui tan tonta como para sacar conclusiones de que tiene pareja... Y no dejaba de mencionarlo." Tragaste saliva "al final era para su madre". Tu vergüenza no podía ser mayor. Rengoku se sentó en donde antes mientras te veía trabajar. En su rostro se encontraba una tierna sonrisa, río en voz bajita. Intentar entender sus sentimientos iba a ser peor, pensarlo mucho resultaría muy mal. Algo le llamaba la atención en ti y eso está más que claro para él.

Profesor |Kyojuro Rengoku x lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora