Capítulo 6

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Si tuviera que resumir tu año en una palabra, esta sería: cansado. No sólo era cansado el hecho de estudiar junto a Rengoku cada tarde, si no hubieras tenido más responsabilidades habría sido fácil, pero eso no le quitó lo divertido. Debido a tu trabajo en una floreria debías correr en cuanto terminabas de estudiar con Kyojuro. Aprendiste a moderar tu tiempo y cuando no repasabas historia con el rubio, salías directo al trabajo. Su perseverancia y dedicación mejoraron tus calificaciones, también tu esfuerzo al repasar lo que te enseñaba.

Sin embargo empezó a surgir otro problema, ¿el amor? Según lo que habías escuchado a tu edad era cuando los jóvenes más se enamoraban, una tontería para ti pero te empezaste a cuestionar un par de cosas.

—Creo que la próxima será nuestra última cita —bromeó el mayor.

Volteaste a verlo confundida.

—¿Última? —preguntaste al no entender.

—¡Tus calificaciones mejoraron, estoy feliz de haberte podido ayudar!

—Todo es gracias a su paciencia —sonreíste mientras le mirabas. —Ahora puedo memorizar un poco mejor las cosas.

—Eso es perfecto, me alegra —respondió.

Mordiste tu lápiz una vez Rengoku dejó de verte, te habías acostumbrado a estar con él y no sabes lo que harás después.

Suspiraste.

—¿Sucede algo? —volteó a verte.

—¡Oh, no! Tengo una pregunta... Tengo entendido que usted será tutor en tercer año, ¿verdad?

Asintió.

—Ojalá me toque su grupo —reíste. —No podría soportar estar con alguien como Shinazugawa o Tomioka.

—¡Quizás te toque conmigo, no te preocupes por eso!

Se terminó el tiempo que utilizaban para estudiar, Shinobu te esperó en la salida para que pudieran irse juntas. Una vez se encontraron caminaron juntas a casa. Pasaron a comprar unos helados y se pusieron a platicar, hoy era uno de tus días de descanso. Se sentaron en una banca para estar más cómodas.

—¿Viste la película que salió ayer en la televisión? —preguntó la de puntas moradas. —Era un gran romance entre una alumna y su profesor...

Estabas tan distraída que no entendiste su indirecta.

—¿Te imaginas lo raro que sería?, ¿cómo sería la forma en la que desarrollan sus sentimientos?...

—Conozco un caso —murmuró tosiendo. —Algo curioso de ver.

—¡En lo personal...! —pensaste. —Independientemente de la profesión, sólo quiero que sea un buen hombre. Si trata bien a los animales, sabe como tratar con niños y es lindo se gana mi amor.

—Conozco a alguien —volvió a murmurar tosiendo.

—¿Eh? —volteaste a verla.

—Me gustaría conocer a alguien así.

• • •

"Rengoku me pidió que te dijera que hoy no iba a poder estudiar contigo".

Fue el mensaje que mandó la de orbes morados, frunciste el ceño después de leerlo. ¡Estás en medio de la clase de matemáticas y Sanemi por poco te descubre! Suspiraste, tu celular no tenía notificaciones y está oculto gracias a uno de tus libros pero... ¿Cuál fue la necesidad de Shinobu para escribirte a media clase? Volteaste a verla y ahí fue cuando el peliblanco te sorprendió. Te llamó por tu nombre, te levantaste en cuanto te pidió resolver uno de los ejercicios en el pizarrón. No, no sabías como se resolvía pero recordaste un método que les había enseñado antes. (De milagro no pidió procedimiento) y anotaste las respuestas en cuanto procesaste que el ejercicio lo habían hecho hace tiempo.

—Al parecer no estás tan distraída —comentó Sanemi cuando te ibas a tu lugar.

Frunciste el ceño en cuanto viste a Shinobu, ella sonrió.

Sanemi dejó un par de ejercicios más y luego salió del aula, la clase había terminado. Shinobu se sentó a tu lado y sacó comida para las dos.

—Explícame mejor —le pediste.

—Kanae me dijo que Rengoku me estaba buscando, entonces lo encontré y me pidió que te dijera que hoy no iban a poder verse.

—Que extraño...

Tomaste tus palillos y empezaste a comer, Shinobu no quitó la mirada de ti.

—Creo que pasará el día con Mitsuri —frunciste el ceño, no la conocías de nada. —Creo que la va a ayudar con su universidad, Rengoku le consiguió una beca aquí porque ella quería estudiar lo mismo que él pero cambió de rumbo.

—¿Cómo sabes todo? —preguntaste confundida.

—Kanae —respondió con un risita.

—Pero incluso si no tenemos más clases —suspiraste. —Ya tengo mejores calificaciones así que no necesito tenerlas aún...

Ni siquiera entendiste tus últimas palabras. Shinobu se dio cuenta de esto para hacerte burla, se acercó a ti y te rodeó con uno de sus brazos, acercándose a tu oído murmuró.

—Es el amor... 

Se separó y soltó una risita.

—Antes cuando iba a la secundaria, recuerdo haberla visto en primer año porque visité a Kanae. Realmente parecía muy pegada a él, con el tiempo cada quien tomó su propio camino pero al parecer nunca se dejaron de apoyar mutuamente.

—No entiendo porque me cuentas esto —desviaste la mirada mientras seguías comiendo.

—Pareces realmente interesada.

Respondió con una sonrisa.

—Rengoku sensei es alguien que realmente se preocupa por sus alumnos, ¿no es así?

Shinobu asintió mientras comía.

Pusiste más atención a la comida, Shinobu y tú siguieron platicando sobre cosas diferentes.

• • •

Ibas distraída debido a que estabas pensando en las palabras de Shinobu, te diriges a la sala de profesores esperando que Kanae se encuentre ahí. Querías darle un regalo sorpresa a tu amiga y aparte deseabas preguntarle algo a su hermana. En tus brazos estaba la bolsa de regalo mientras que pensabas en lo tonto que sonaría tu pregunta, y quizás hasta sospechosa. En una de esas y Kanae le decía a Shinobu lo que habías preguntado para que hablara contigo, toda un decisión difícil para ti.
Este día había sido de puro pensar, incluso te sentías rara por no haber visto a Kyojuro hoy, lo peor es que no te tocó clase con él, eso no alivió para nada las cosas, te dio más nervios.

Entre tantos pensamientos te topaste con una chica, literalmente chocaron y al parecer ella cayó al piso.

Como toda una novela de romance.

Tú ibas a caer pero reaccionaste rápido y te apoyaste con tu pie, dolió un poco pero evitó tu caída.

De inmediato te disculpaste.

—¡Lo lamento! —le diste la mano.

Agarraste la bolsa de regalo con tu otra mano.

—¡No te preocupes! Las dos íbamos distraídas —respondió con una gran sonrisa.

Su cabello de colores vivos te causó curiosidad, aún más el hecho de que fuera tan bonita. Tragaste saliva una vez se levantó, hiciste una reverencia disculpándote un montón de veces. Entonces alguien a quien conoces perfectamente salió y las vio a las dos.

—Ten más cuidado, Mitsuri.

Más no pudo haber sido tu sorpresa cuando viste a Kyojuro.

Profesor |Kyojuro Rengoku x lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora