Capítulo 26

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Estás viendo con atención como trabaja Kyojuro, de un momento comenzaste a jugar con su cabello, él río y tú también; poco después dejó los papeles a un lado y volteó a verte.

—Es que tu cabello es muy bonito —te excusaste de inmediato.

—¿Dónde quieres dormir?

Preguntó mientras tomaba una de tus manos y acariciaba el dorso con uno de sus pulgares. Desviaste la mirada, te pusiste pensativa. El rubio te miró con paciencia esperando tu respuesta, no tardaste mucho en abrir la boca para hablar; después de todo no era una pregunta complicada para responder.

—¿Por qué ya pregunta? Si ya hemos dormido juntos.

Un pequeño rubor apareció en sus mejillas, te tomó para poder abrazarte.

—¡Solo quiero que te sientas cómoda! —explicó.

—Creeme que ya estoy lo suficiente cómoda solo a tu lado.

Rengoku tomó una de tus manos y luego la besó, tú lo tomaste a él de las mejillas, acortaste la distancia entre los dos para unir sus labios. Estos se deslizaron con un leve movimiento sobre los tuyos, un dulce momento, pero no tardó mucho para que tu pareja pusiera distancia entre sus bocas. Dejó unos besitos sobre tu frente para después levantarse.

—¿Puedo darme un baño? —preguntaste.

—¡Adelante! ¿Necesitas algo?

—Bueno quizás una toalla para secarme...

—Ven, acompáñame —te tomó de la mano.

Te soltó cuando llegaron a su cuarto, entró y se puso a buscar en un armario, sacó una toalla y te la dio.

—¿Trajiste ropa? Sino puedo darte algo de la mía.

—Sí traje.

Asentiste con una sonrisa, pero en el fondo te arrepentiste a medias.
Te llevó hacia el baño, entró junto a ti. Mencionó que puedes usar su shampoo y acondicionador; «usa acondicionador, ahora entiendo porque es tan suave...», miraste a tu pareja, le diste un beso rápido en los labios antes de que saliera, colgaste la toalla y fuiste a buscar la mochila que tomaste, sacaste algo de ropa y volviste a meterte al baño. Cuando te quitaste la sudadera, sentiste que aún tenías tu celular guardado, lo tomaste y aprovechaste para escribirle a Shinobu como estás; silenciaste el aparato, al quitarte toda la ropa temblaste de frío, ya es de noche y está lloviznando.

Saliste un rato después, ya cambiada y con la toalla sobre tus hombros mientras te secas el cabello. Ya no gotea tanto, sin embargo sí sigue algo húmedo.

Kyojuro te vio, sonrió y se acercó a ti con la misma toalla que usó para secarse el cabello. Te sentaste el sillón y él se puso detrás de ti para empezar a secarte el cabello. Bostezaste.

—¿Tienes sueño?

—Nop, es que tu hogar tiene un ambiente tan tranquilo y luego estás tú que... Me relajo mucho.

Kyojuro soltó una risita, terminó de secar tu cabello el cual dejó de gotear, y te quitó las dos toallas.

—¡Eres totalmente bienvenida a quedarte! —exclamó mientras iba a dejarlas a otro lado.

Esas palabras te despertaron, reflexionaste lo que dijo, negaste mientras te dabas unas palmaditas en las mejillas; «de seguro yo entendí mal...» Él volvió y se sentó junto a ti. Pusiste tu cabeza en su hombro, una de tus manos se deslizó hasta estar encima de la suya, empezaste a acariciarla.

—¿Qué es lo que quieres comer?

En su tono se escuchó lo fascinado que está por tu cercanía.

Profesor |Kyojuro Rengoku x lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora