—¿Te interrumpo? Puedo llamar más tarde si gustas.
Kyojuro puso su celular entre su oreja y hombro, se inclinó un poco para que no se cayera mientras se quitaba la corbata y el cinturón. Sus labios se curvaron más al escuchar tus palabras; "no cuelgues, quiero escuchar tu voz..." como si lo hiciera por placer, su próxima respuesta tuvo un tono más suave.
—A veces eres increíblemente honesta —una dulce risita salió de su boca mientras volvía a tomar el celular.
Con su mano libre comenzó a desabotonar su camisa, escuchando los balbuceos que hacías hasta que por fin pudiste hablar bien; él estaba apunto de quitarse la camisa. Su boca se abrió levemente de sorpresa al escucharte, tardó un momento en procesar tus palabras y eso te hizo sentir más vergüenza, pero justo cuando ibas a excusarte, Rengoku tomó la palabra antes que tú. Si bien tu propuesta le sorprendió, también le causó curiosidad, ¿cómo no? Se trata de ti, ni siquiera habría pasado por su cabeza la idea de negarse.
—¿Hacerlo juntos? —cuestionó. —Bebé, sólo harás que te desee más... Prometo que mañana me encargaré de ti como es debido.
Al escucharlo tragaste saliva, apretaste las piernas mientras te das la vuelta para acostarte de lado, pusiste la llamada en altavoz y dejaste el celular a un lado de la cama. Oír a tu pareja sólo hizo que tu corazón se acelerara, con tan solo unas palabras logró hacer que te exitaras, pero no fue lo que dijo; fue el tono con que lo hizo. Tragaste saliva, el simple hecho de imaginar a Kyojuro tocándose mientras te escucha, es demasiado para ti, sin embargo propusiste la idea y aunque tienes algo de pena, sí quieres hacerlo. «Ahora puedo entenderlo» pensaste mientras bajabas tu mano hacia tu entrepiernas, tocando por encima de la tela, tu otra mano desabotonó un par de botones más para quedaras en sostén, el cual hiciste a un lado para comenzar a masajear uno de tus senos.
—Hacer esto yo sola es algo extraño... —murmuraste lo suficiente alto para que se escuchara.
“A mí me gustaría que esto no fuera una llamada” fue su respuesta.
—Me quitaré las bragas... —avisaste.
Si bien solo están hablando por celular, es muy notable lo nerviosa que te encuentras, eso se le hace tierno a Kyojuro, pero también le gusta y le apasiona. Abrió el cierre de sus pantalones y los bajó lo suficiente, comenzó a tocarse por encima de su ropa, su erección creció cuando escuchó que un gemido se escapó de tu boca; pese a no estar ahí, se le hizo interesante imaginar que fue lo que hiciste o que él fue quien provocó ese sonido tuyo.
—Amor, ¿estás vestida?
Una simple pregunta desencadenó una respuesta que en realidad no se esperaba; "Ah... Eso, tengo puesta una de tus camisas" tu voz jadeante entusiasmo más al rubio, un suspiro salió de su boca. Se puso más duro de solo imaginarlo, y el hecho de que ya te haya visto así hizo volar su imaginación. Se quitó su ropa interior, y colocó su mano al rededor de su miembro, comenzó a moverla de arriba a abajo; "se siente bien..." Rengoku frunció el ceño cerrando los ojos y aumentando la velocidad en sus movimientos, escucharte de esa manera y no poder verte solo le molesta, pero imaginar le ayuda a pensar en lo que podrá hacer una vez regrese y te vea.
—Esto también se siente bien... Mmhg...
"Se escucha doloroso, no sabes cuanto me encantaría poder ayudarte" al escucharte su expresión cambió, exhaló. Se quedó unos momentos en silencio, «¡No te quedes en silencio de esa manera!» exclamaste con vergüenza, una risita salió de la boca de Rengoku.
—Estaba pensando en como me voy a desestresar contigo mañana y está bien, sólo déjame escuchar tu voz... —confesó.
Tu rostro se puso rojo en su totalidad gracias a sus palabras, sólo te tentó a decir algo parecido, algo que él no esperaba para nada. "Úsame como quieras" tus palabras hicieron que su erección creciera aún más en su mano, tragó saliva, su respiración se agitó y los latidos de su corazón también se aceleraron.
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Profesor |Kyojuro Rengoku x lectora|
Hayran KurguNuevo ingreso a una buena academia, estás preocupada por lo difícil que podría ser este nivel o como te adaptarás a el pero... hay alguien, alguien que te hizo sentirte cómoda en todo momento; un profesor, Kyojuro Rengoku, maestro de historia. Él te...