—Cariño, necesito que pongas atención y dejes de verme tanto —Rengoku se cruzó de brazos.
Una sonrisita apareció en tus labios, cerraste los ojos riendo con nervios.
—¡Me encanta cómo te ves explicando! —exclamaste. —Te ves encantador porque explicas con emoción.
—¿Por eso me miras tanto? —también rió.
—Sí, aparte eres muy atractivo. ~
Canturreaste, tomándolo de las mejillas dejaste un beso en la punta de su nariz, te acercaste más a tu prometido recargando tu cabeza en su hombro.
—Aparte quiero usar esto de excusa porque historia ya no será tan importante en la carrera, y no tendré tantos motivos para que me ayudes a estudiar.
El rubio rodeó tu cintura con su mano izquierda, levantaste la mirada hacia él y volteó a verte, sujetó tu mentón con cuidado para después unir tus labios con los suyos. Rodeaste su cuello con los brazos, sus labios presionaron contra los tuyos moviéndose de una manera suave y lenta. Una de las manos del mayor levantó la parte inferior de tu blusa y las yemas de sus dedos tocaron tu vientre, su tacto tan cálido te hizo estremecer; volvieron a separarse para tomar aire y volver a besarse, antes de que él pudiera quitarte la (para él) molesta prenda, la alarma de tu celular sonó; provocando que tomaran distancia entre síq.
—Lo siento, será para después —te levantaste tomando tu celular. —¡Es hora de ir a trabajar!
—Eso es cruel de tu parte, amor.
—¡Haz tú solo el trabajo! —recomendaste. —Vendré a ayudarte en la tarde, también voy a pasar a comprar algunas cosas, es probable que regrese un poco tarde.
Antes de levantarse como tú, recogió los libros y libretas en el suelo, se paró a tu lado y los dejó en el sillón.
—¡Mi propuesta sigue en pie! No tengo ningún problema en mantener a mi linda y querida esposa —exclamó atrapándote entre sus brazos.
—Aún no nos casamos, Kyo —dijiste acariciando su cabello. —Te lo agradezco, pero seguiré trabajando para no tener que depender por completo de ti.
—No tengo problema en que dependas de mí —también deslizó su mano por tu cabello.
—Lo sé, pero también quiero regalarte cosas y ¡no te regalaré algo de tu dinero! —te alejaste para verlo a la cara. —¡Te amo un montón, pero no me volveré una sanguijuela para ti!
Llevaste tus manos hacia su rostro, él sonrió reconfortado por tus palabras y acciones, sabe que eligió a la mujer correcta. Tomó una de tus manos y dejó un beso en el dorso de la misma, te soltó para que pudieras irte, el hecho de que ya no seas su alumna, que vivan juntos y que ahora en estas vacaciones han pasado muchísimo más tiempo que antes al convivir, provocó que un sentimiento egoísta naciera dentro de él; a pesar de que es algo pasajero, de verdad quiere quedarse todo el día a tu lado si eso es posible. Tus labios tocaron los suyos de manera fugaz, tomaste tu suéter del sillón y te lo pusiste.
—Por cierto, no falta mucho para tu cumpleaños, poco más de un mes... ¡Te daré una gran sorpresa!
—No hace falta, cariño, mi mejor regalo es que estés a mi lado. —se sentó en el sofá.
Esbozó una sonrisa de alegría cuando vio que tu rostro se puso rojo debido a sus palabras.
—¡Ya iré a trabajar! Regreso al rato, te amo, Kyojuro —te despediste tomando tus llaves y caminando hacia la entrada.
—¡Ve con cuidado, también te amo, bebé! —exclamó mirando como salías.
El tiempo pasó demasiado rápido, luego de disfrutar de algunas semanas de vacaciones tuviste que hacer tu examen y Kyojuro regresó a trabajar. Los últimos días te la pasaste estudiando junto con las hermanas Kocho, Kanae amablemente se ofreció a orientarlas. A Shinobu le tocó hacer su examen en una fecha diferente que a ti, pero te sentiste segura al realizarlo, las palabras de tu prometido y el apoyo de todos los que te aman fue como un gran amuleto de la buena suerte; así que tu última preocupación se redujo a quedar en la misma universidad que tu amiga.
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Profesor |Kyojuro Rengoku x lectora|
FanficNuevo ingreso a una buena academia, estás preocupada por lo difícil que podría ser este nivel o como te adaptarás a el pero... hay alguien, alguien que te hizo sentirte cómoda en todo momento; un profesor, Kyojuro Rengoku, maestro de historia. Él te...