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ÁMBAR
Pego un grito ensordecedor al ver como deja de haber suelo a nuestros pies y solo queda el sentimiento de caer a un vacío sin ninguna posibilidad de parar o agarrarnos a algo antes de la inevitable caída. Me obligo a abrir los ojos y lo que veo me sorprende, estamos cayendo hacia una línea de nubes, como si cayésemos desde un avión, nos envuelve un cielo precioso y colorido. Nos seguimos aproximando rápidamente a la barrera de nubes en las que se reflejan los colores del cielo, es muy bonito. Por alguna razón no siento nada, ni el dolor del hombro donde me dispararon, ni miedo, sólo siento como mi cuerpo sigue cayendo sin que nada lo frene, y me gusta esa sensación, aunque no sé porque. Traspasamos la barrera de nubes, y el paisaje que queda debajo de nosotras es un bosque inmenso de varios colores, con lagos y montañas. Mi cuerpo da varias vueltas debido a la velocidad de la caída y me mareo un poco, ya queda menos para aterrizar bruscamente en el suelo. El aterrizaje nos va a costar la vida, pero la verdad no le tengo miedo, mi mente ahora mismo es un amasijo de emociones confusas, que aparto conforme voy cayendo. Ya queda menos, 50 metros, 20, 10. A unos 50 centímetros del suelo nos paramos de golpe, lo justo para frenar toda la velocidad de la caída, para después dejarnos caer en la hierba.

 
Levanto un poco la cabeza, me duele por el golpe contra el suelo, y veo borrosamente. Hemos aterrizado en un claro del bosque, me siento lentamente, mientras se me aclara la visión, agarrándome el hombro que me empieza a doler mucho más que antes y además comienza a sangrar un poco. Me miro y tengo toda la ropa teñida con manchas de sangre y cenizas, el brazo y la mano con la que me sujeto el hombro están igual. Oigo cómo alguien se queja me doy la vuelta y ahí está Melani tumbada boca arriba mirando el cielo. Tiene un aspecto parecido al mío respira agitadamente, al igual que yo. Gira la cabeza


-¿Tú lo sabías?- me pregunta, con voz nerviosa.


- Saber el que, ¿Qué unos militares asesinos en serie iban a secuestrarnos? ¿Qué tenemos poderes mágicos?¿Qué íbamos a caer del cielo para llegar a un bosque que parece sacado de Alicia en el País de las Maravillas? Por supuesto que sí, lo sabía todo, pero no te lo he dicho porque me hacía ilusión recibir un tiro en el hombro y matar a cuatro personas.- digo en tono sarcástico y casi gritando.


- Sí tienes razón ha sido una pregunta estúpida.- se sienta y mira a otro lado.


- Siento haberte hablado así, no, no lo sabía y me ha pillado por sorpresa.- me disculpo.


- No pasa nada... Por cierto tu brazo está peor.- "¿Enserio?, no me digas" se levanta y se acerca.- Podría hacer una venda improvisada con algún trozo de tela, ¿Puedo utilizar tu chaqueta?.- pregunta mientras la coge, asiento. Hace aparecer un trozo de hielo afilado. Mira con curiosidad su creación. Utiliza con tanta naturalidad su recién adquirido poder que parece que ya sabía de su existencia desde hace años, cuando no es así. Empieza a cortar, con pulso tembloroso, la chaqueta hasta hacer una especie de venda un poco irregular por los bordes, me parece increíble que le haya logrado terminar de cortarla tan bien a juzgar por las circunstancias. Quito la mano y me pone el trozo de tela en la herida, es una venda chapuzera pero corta la hemorragia bastante por lo que ayuda. Se sienta en el suelo a mi lado y empieza a juguetear con una especie de bola de nieve, experimentando con sus nuevas habilidades. Está absorta en sus pensamientos, mientras mira fijamente cómo la bola de nieve se va transformando poco a poco en una especie de piedra de hielo. Empiezo a pasar la mano por la hierba y para mi sorpresa la hierba responde a mis movimientos creando una especie de luz verdosa con forma de ondas pequeñas cada vez que me muevo, no me había dado cuenta antes, me quedo distraída jugando con ella.
Después de un rato largo, miro al cielo y veo que se va oscureciendo, en este lugar debe de haber un uso horario diferente al de nuestra ciudad porque antes de aparecer aquí era de día completamente, se lo digo a Melani que hace desaparecer la estrella de hielo en un abrir y cerrar de ojos. Me mira con cara de preocupación, creo que tengo que tener un aspecto horrible a juzgar por su expresión.
- Voy a por palitroques y hacemos una hoguera o algo.- dice mientras hecha a andar por el claro cogiendo palos. Me levanto y voy hasta un árbol donde me siento, me gustaría ayudar a Melani pero el hombro me duele cada vez más y no tengo fuerzas, apoyo la espalda en el tronco y cierro los ojos. Cuando los abro veo a Melani en frente mío poniendo los palos como si fuera una hoguera, se caen constantemente así que los deja todos en un montoncito sin forma. Chasqueo los dedos de la mano buena y sale una llama con la que enciendo la hoguera. Dejo la llama en mi mano un rato más hasta que la cierro y desparece. Miro a Melani que tiene la vista fija en el fuego que chisporrotea. Me acurruco contra el tronco de tal forma que no me haga daño en el hombro. Le doy la buenas noches y me vuelvo a dormir. Tengo pesadillas relacionadas con el estúpido callejón, no dejan de aparecer en mis sueños gente vestida con trajes militares y pistolas.
Cuando me despierto veo las ramitas medio carbonizadas de la hoguera y a Melani durmiendo a pierna suelta en el suelo, es gracioso ver cómo la hierba ilumina su cara cada vez que suelta un pequeño ronquido. Me doy la vuelta, agacho la cabeza y veo la hierba chamuscada en el sitio donde he dormido. Sacudo la cabeza, lo que hace que me dé un pinchazo en el hombro, aprieto los dientes. Tengo hambre pero no hay nada por los alrededores que parezca comestible. Me acerco a Melani, la sacudo un poco y se despierta. Bosteza y se termina de levantar.
- Buenos días, ¿Qué tal el hombro?- me pregunta.
- Pues podría estar peor la verdad.- asiente y se levanta, la imito.- Deberíamos encontrar algún arroyo o algo para lavarnos un poco porque tenemos unas pintas que damos pena.- le digo.
- Creo que no nos vamos a encontrar con mucha gente por aquí.- comenta mirando a su alrededor.
De repente se oye un ruido de un pájaro batiendo sus alas y otro de unas pisadas rápidas, pero no pisadas de personas, sino de un animal como un león o cualquier depredador, inmediatamente después aparece en el claro un pájaro de color dorado rojizo enorme, con una cola de plumas largas y elegantes, todas ellas acaban en una llama de un rojo anaranjado que deja un halo blanquecino detrás cada vez que se mueve la pluma. Tiene unos ojos de un color verde esmeralda preciosos y brillantes, su pico es brillante y amarillo como el oro al igual que sus enormes garras que lo mantienen sujeto a la rama del árbol. Sus alas son de un metro o dos de largo, de color rojo y naranja acabado en un morado brillante. Nos mira fijamente mientras que unas plumas parecidas a las de su cola pero más pequeñas se erizan en su frente creando una especie de corona. A su lado abajo en el suelo se asoma un tigre blanco enorme, mucho más grande que cualquiera que haya visto, con un pelaje blanco azulado y rayas negras formando pequeñas líneas curvas que brillan un poco, como si estuvieran salpicadas de un montón de lucecitas azules. Sus ojos son de un color azul turquesa intenso, y sus zarpas son tan grandes como dos cabezas juntas. Su cola es larga y brilla igual o incluso más que el resto de su pelaje. Al igual que el pájaro nos mira atentamente. Se acerca lentamente a nosotras, contengo la respiración, el animal va en dirección a Melani que está paralizada. El tigre empieza a andar cada vez más rápido hasta llegar a ella. Se para justo en frente la mira y acerca su cabeza a la mano de Melani como si quisiera que lo acariciase. Ella lo acaricia con cuidado hasta que empieza a ronronear, Melani se ríe y le rasca detrás de la oreja. Me doy la vuelta y veo que el pájaro se ha posado en una rama más cercana a mí, desvía la mirada hasta la venda que cubre mi brazo y se queda mirándola. Mi instinto me dice que me acerque al pájaro, hago lo que me dice y avanzo hasta él mientras ando vuelve la cabeza hacia mí. Cuando llego a su lado y veo sus plumas más de cerca me doy cuenta de que todas ellas tienen los bordes brillantes. El pájaro agacha la cabeza y deshace la venda con el pico. Después dobla la cabeza hacia un lado de tal forma que uno de sus ojos mira mi herida, y de repente de la nada empieza como a llorar y vierte sus lágrimas en mi herida lo que hace que se vaya cerrando y curando poco a poco. Cuando termina, mi brazo está como nuevo, levanta la cabeza y me mira, yo me quedo sorprendida, no es un pájaro cualquiera, es un fénix. Por alguna razón siento que los conozco se antes. Seguro que es este sitio, me siento extraña desde que llegué. Estiro el brazo y le indico al fénix que se pose encima, me entiende y hace lo que le indico. Después me doy la vuelta y veo a Melani jugando con una pelota de hielo con el tigre. Cuando me acerco deja de lanzarle la pelota y me mira.
- ¿No sientes cómo si los conocieras de antes? Es algo extraño. ¿Y la herida?- me pregunta.
- Sí la verdad y pues respecto a la herida, al parecer mi pájaro bello es un fénix y no sé si lo sabrás pero sus lágrimas curan cualquier tipo de herida.- me mira con cara de sorpresa.
- Pues que maravilla, wow.- le sonrío.- Deberíamos ir a buscar el dichoso arroyo porque necesito agua.- dice suspirando.
- Si quieres agua crea un cubito de hielo y lo descongelo. ¿ O es que no confías en mi?- le digo
- No, no confío en ti y además que ahora podemos andar sin quejarnos cada dos pasos me apetece dar un paseo por este lugar.- replica.
Asiento y empezamos a andar con nuestros nuevos no tan nuevos amigos.

Ámbar y MelaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora