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MELANI

Veo cómo Ámbar se aleja corriendo. No puedo expresar con palabras lo feliz que estoy por ella. Por ella, y por Tyler. 

Oigo la voz de Amelia hablándome y vuelvo a la realidad. Me había quedado en blanco. 

- Melani. Te tenemos que llevar a la enfermería. La herida tiene muy muy mala pinta. - asiento. 

- ¿Sabes dónde está Will? - digo antes de comenzar a andar. Necesito encontrarlo. Ella niega con la cabeza. 

- Olvídate de Will ahora y céntrate por un segundo en ti misma, ¿o es que quieres perder la pierna? - no contesto, tampoco hace falta. Si tuviese las fuerzas necesarias, saldría corriendo como ha echo Ámbar, pero es probable que al primer paso que de me esclafe contra el suelo. 

Le paso la mano a por el hombro y comenzamos a andar hacia la base. Al entrar, giramos hacia la izquierda y entramos a lo que supongo que es la enfermería. 

Sin poder si quiera rechistar, Amelia me sienta en la camilla. 

- Espera aquí, voy a llamar a Oliwe. - asiento a pesar de no tener ni idea de quién es esa persona. Me recuesto en la cama. La pierna me duele muchísimo, y ahora que me fijo bien, tiene mala pinta. 

Al cabo de unos minutos en total silencio, entra a la habitación una muchacha jovencita, pero bastante más mayor que yo. Lo primero en lo que me fijo es en su precioso pelo rizado del color del carbón. 

- Hola Melani. Me llamo Oliwe y soy la enfermera de la base, encantada. - dice con un tono de voz muy amigable. 

- Igualmente. - digo sonriéndole de vuelta. 

- Vamos a echarle un vistazo a tu herida. - asiento a pesar de la angustia que me crea esa frase. 

Oliwe empieza a mirar la herida con atención. Veo como su rostro va cambiando a un reflejo de preocupación. 

- ¿Hace cuánto te la hiciste más o menos? - 

- 3, 4 días. No sé decirte exactamente. - asiente. 

- Vamos a curarla. - dice dándome la espalda y acercándose a una mesita con ruedas que hay justo detrás suyo. -

Coge varias cosas que no logro distinguir de la mesa y se acerca de nuevo. 

- Puede ser que duela un poquito. - asiento con la cabeza. 

No pierde ni un segundo y comienza a cubrir la herida con un líquido blanco. Al principio me da incluso alivio el sentir frío, pero al cabo de unos segundo, comienza a arder como si la mismísima Ámbar estuviese carbonizándome. 

Hago una mueca de dolor, pero ella sujeta con cuidado mi pierna y saca unas pinzas pequeñas. 

Decido no mirar. Así mejor. 

Noto como Oliwe va haciendo algo extraño en mi pierna, pero no siento dolor. Al contrario, siento como cada vez me va doliendo menos. 

Cuando aparta las manos de la camilla y vuelve al grifo a lavarse las manos, decido mirar. Me sorprende enormemente el ver que la herida está mucho mejor. 

Todavía no se ha curado del todo, pero ahora parece una herida normalita. 

- Te voy a poner una venda para cubrirla. Todavía no está sanada del todo, pero en unos 3 días estará como nueva. - 

Me quedo tan bloqueada que no logro contestar. 

- ¿Cómo has echo eso? - digo sorprendida mientras empieza a vendar lo que queda de la herida. Esboza una gran sonrisa. 

- Mi poder. - dice simplemente. - Funciona de una manera muy similar a las lágrimas de los Ave Fénix, solo que tienen mejores resultados a largo plazo que digamos. Las lágrimas están muy bien para una emergencia, e incluso te pueden salvar la vida, pero como tenemos tiempo, prefiero hacerlo a mi manera. - 

- Muchísimas gracias Oliwe. - digo sonriendo e incorporándome un poco de la camilla.

Ella sonríe de vuelta y sale de la habitación. Justo cuando cierra la puerta, me pongo de pie con cuidado y me dirijo a la puerta. Tengo que ver a Will. Justo cuando salgo de la enfermería, me encuentro con Tyler en la puerta. 

Me quedo paralizada un momento. La última vez que lo vi, iba de camino a su ejecución si que yo lo supiese. 

Sin tiempo de reaccionar, Tyler me rodea con sus cálidos brazos. Sin poder controlarlo, me comienzan a resbalar las lágrimas. Me separo de él para mirarle a la cara. 

- Tyler, yo... lo siento de verdad. No sabes lo... - 

- No sé que habría hecho si no hubieses vuelto. - dice con un tono de voz al límite del llanto. - Lo siento tanto Melani, de verdad. - 

- Nada de esto fue culpa tuya. Repito, nada, y que te quede bien claro. - dice volviendo a abrazarlo. Sin decir ni una palabra más, me devuelve el abrazo. Nos quedamos así hasta que oigo la voz de Ámbar al fondo del pasillo. - Y espero que te vuelvas a hacer cargo de ella. - digo riendo y secándome las lágrimas. 

- No te preocupes por eso. - dice esbozando una sonrisa y volviéndome a abrazar. 

- Anda corre y vuelve con ella, que yo tengo que encontrar a Will. - digo soltándome amistosamente de él. Su sonrisa desaparece. 

- Melani, Will se fue hace unas dos horas a buscaros y todavía no ha vuelto. He intentado contactar con él, pero es imposible. - 

- ¿Cómo que ha buscarnos ? ¿Se ha ido al bosque solo de noche? - asiente.

- Pero no te preocupes, volverá antes del amanecer seguramente. - dice intentando no preocuparme. 

- Voy a salir a buscarlo. - digo dando media vuelta e intentando salir de ahí, pero Tyler me coge de la mano. 

- De eso nada señorita. Tú te quedas aquí con Ámbar y conmigo. No te preocupes por Will, volverá pronto. - 

- Claro, de sujetavelas. Quédate tú con ella, yo quiero buscar a Will. - 

- ¿Cómo que de sujetavelas? Si la sujetavelas es Ámbar en todo caso. - dice riendo. Aunque nada convencida, asiento y me voy con él en busca de Ámbar.

En cuánto tenga la mínima oportunidad, salgo a buscar a Will. 


TYLER

Llego con Melani a la habitación dónde está Ámbar. Entramos y nos la encontramos tumbada en la cama al limbo de caer dormida. 

- No la despiertes. - me dice Melani susurrando. Asiento y salimos de la habitación. 

- Será mejor que vayas a descansar. - le digo a Melani cuando ya estamos lo suficientemente lejos para no despertar a Ámbar. - Te acompaño a tu habitación si quieres. - 

- No te preocupes, quédate tú con ella. - dice dándome un último abrazo y marchándose por el lado contrario del pasillo. Sonrío. 

- Ni se te ocurra salir a buscarlo. - digo antes de entrar a la habitación de nuevo. Melani no contesta y desaparece al girar la esquina. 

Vuelvo a entrar en la habitación y cierro la puerta con el máximo cuidado del mundo. Al llegar a la cama, me quito los zapatos y me tumbo al lado de Ámbar sin llegar a tocarla. 

Al minuto o así, Ámbar se gira hacia mi lado, pasándome el brazo por encima y colocando su cabeza en mi hombro. Sigue dormida. Me entran ganas de despertarla y decirle todas esas cosas que llevo queriendo decirle desde hace tanto tiempo, pero me limito a cerrar los ojos y a abrazarla más contra mi. 





Ámbar y MelaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora